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martes, 28 de octubre de 2025

MI VISITA A LA EXPOSICIÓN LOS MACHADO. RETRATO DE FAMILIA. (Madrid, 27 de junio de 2025). Artículo de Fulgencio Martínez. Actividad cultural / Exposiciones / Ágora-Papeles de Arte Gramático N. 34. Otoño 2025 Nueva Col.

 


 

MI VISITA A LA EXPOSICIÓN LOS MACHADO. RETRATO DE FAMILIA. (Madrid, 27 de junio de 2025) 

 

 

Bajo del Ave de Zaragoza en Atocha y sin tomar siquiera un café, apaño un taxi y me planto en el casón de la calle de Felipe IV. Llego a las puertas de la Real Academia Española cuando todavía refresca la mañana en Madrid. Porque el día se anuncia de un calor extremo, voy pertrechado, en el interior de mi mochila, con una botella de agua. También llevo un pequeño blog para anotar mis impresiones de la Exposición. Confieso que estoy doblemente excitado. Por la exposición en sí (iniciada en Sevilla y pasada ya por Burgos, ha recalado finalmente en Madrid y quedan pocos días para su clausura; por nada del mundo me hubiera gustado perdérmela), y por la institución que la alberga. Qué niño que haya soñado ser escritor no ha fantaseado con entrar un día en la Real Academia, donde, por cierto, simbólicamente, a la oficial, ha entrado estos días el poeta don Antonio Machado tras ofrecer su discurso (¡ después de tantos años!; pero el poeta no conocía la prisa, como los hombres buenos de su poema...El discurso fue escrito en 1931 pero tuvieron que pasar la Segunda República y la Dictadura y otro medio siglo de restauración monárquica, para que Antonio Machado ocupara su asiento en el templo de la lengua española). El discurso del poeta de Soledades fue leído en su homenaje por el actor José Sacristán en abril de este 2025 durante la apertura de la Exposición de los Machado en la Real Academia. Como de bien nacidos es ser agradecidos, conste nuestro agradecimiento al organizador de la Exposición y del homenaje académico a Antonio Machado, don Alfonso Guerra. Don Alfonso se ha ganado el pan y el cielo de los poetas, para siempre.

Un par de mochilleros como yo, una chica y un hombre de mediana edad, hacen guardia en la puerta, hasta que un conserje abre la verja del jardín académico y nos dirige a la entrada de la Exposición.

 

                                                                                Fulgencio Martínez, entrando en la RAE.
 

  

            Don Alfonso Guerra, izq. El director de la Real Academia, Don Santiago Muñoz Machado, centro. Y otra persona, dcha. Al fondo, el poema "Retrato" de Antonio Machado. "Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla..."
 

 

 

TESTIMONIOS. Entrevistas, cartas, esquelas, fotografías, poemas, manuscritos, ediciones "princeps" de las obras de Antonio y Manuel

 

1. Cada uno es hijo de su experiencia, pienso, viendo los testimonios de Antonio Machado, recordando su obra, tan distinta de la de su hermano Manuel, gran poeta entre nuestros modernos. Si a Antonio le influyeron los pueblos (especialmente, los de Castilla y Andalucía, en los que vivió) y también París, pero más que por el estilo cosmopolita de esta ciudad, por su estimulación filosófica (asistió en ella a los cursos del psicólogo y filósofo del tiempo vital, Henri Bergson); en cambio, a su hermano mayor, a Manuel Machado le influye más la noche y el decorado humano y bohemio de Madrid, y de Sevilla, donde nacieron ambos poetas; y le encanta París, la capital del mundo de la cultura a finales del siglo XIX y principios del XX. Hablamos del París de Oscar Wilde, de los simbolistas, de los cafés y la dulzura decadente de la poesía de Verlaine, del gran maestro Rubén Darío, amigo de los Machado, y valedor y protector de Antonio cuando, en su segundo viaje a París con su mujer Leonor, ésta enfermó gravemente.

2. De entre los testimonios expuestos, me han gustado en especial las entrevistas. Hay algo verdadero, indeleble, en un reportaje, en el texto de una entrevista, en las fotografías, algo que siendo tan ajustado al tiempo y al momento en que se hizo, trasciende en una huella sincera e imborrable. Así, Manuel y Antonio se muestran tal como son en varias de las entrevistas publicadas en la prensa de su época. Y sigue ahí un latido vivo de ellos.

3. Pero, quizá, de toda la Exposición, lo que más me impresionó (hasta el punto de emocionarme y de volver tres veces a la sala para volver a recrearme en su inaudita presencia) fue una carta de un jovencísimo Antonio Machado a su padre en Puerto Rico. La carta se fecha en 1892.

    "Espero hayas tenido buen viaje", le dice el hijo, y le promete aplicarse para aprobar en septiembre las cinco asignaturas que ha suspendido. Desea ver pronto a su padre de vuelta a la casa de Madrid, donde vivía ya toda la familia.  El padre enferma en Puerto Rico y llega a Sevilla en barco para morir en 1893. Vuelve desahuciado y pobre, y para atenderlo se desplaza desde Madrid la madre, doña Ana. Pero el padre muere sin poder ver a sus hijos, ni estos, todavía niños, lo vuelven a ver. No podemos imaginar más dolor en unas criaturas, y podemos imaginar ya rotas todas sus confianzas. (Recordemos el nombre del padre: Antonio Machado Álvarez, "Demófilo", el iniciador de los estudios de folk en España, casi ninguneado en su tiempo; en el nuestro, reivindicado como el primer flamencólogo por muchos estudiosos del cante jondo, entre ellos dos amigos míos: Pepe Gelardo y Andrés Salom, que algo sabían de esa materia, y a los que desde aquí, recuerdo: el profesor de francés Pepe Gelardo y el  poeta Andrés Salom dedicaron muchos esfuerzos a estudiar y valorar lo popular en la poesía y en la música, como hiciera aquel pionero, el padre de los Machado).

4. Me ha impactado la esquela de Leonor publicada en el periódico de Soria, muerta "a los 18 años". Estremece ver escrito ese dato.

5. Y, por último, destaco entre lo que más me ha gustado en la Exposición, la carta de Manuel Machado a Francisco Giner de los Ríos. Es estremecedora, y aun ahora, cuando la recuerdo al escribir, después de varios meses transcurridos, me entran ganas de llorar, porque uno llora de belleza, de emoción positiva, en este caso, comprendiendo el inmenso cariño de hermano que sintió Manuel hacia Antonio: Viudo, con ideas de suicidio, como confesó en una de sus cartas a don Miguel de Unamuno; y perdido en su vida y en su trayectoria profesional y literaria.

Manuel le pide en esa carta a Francisco Giner (que tenía alguna influencia en el Ministerio de Instrucción pública, y antes había sido maestro de ambos hermanos, cuando niños, en la Institución Libre de Enseñanza donde se educaron) que "no deje que vuelva a Soria Antonio. Para que su espíritu no se deje abatir y consumir". 

6. Pienso, indefectiblemente, en la injusticia cometida contra Manuel, aún repetida por desinformados o desinformadores. Y pienso, en fin, en la doble herida de Antonio: la pérdida del padre en la niñez cuando más dependía de su confianza; y la pérdida de su joven esposa Leonor, apenas unidos ambos, cuando la vida tanto les prometía. 

7. De verdad, hay veces que los documentos y lo que en ellos te puede al azar impactar (una fecha, un párrafo, una foto) se captan en directo en una exposición, y no en un libro que los reproduzca. Este ha sido el caso para mí, y por ello me ha merecido mucho la pena visitar la Exposición de los sevillanos (incluyo a don Alfonso).

 

 

FULGENCIO MARTÍNEZ

27-10-2025

 

 

                                                                El autor del artículo, Fulgencio Martínez, dentro de la RAE.
 

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