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jueves, 23 de junio de 2022

¡Viva el esperpento! Diario político y literario de FM/ Junio 2022

 

File:Francisco de Goya, Asta su abuelo (And So Was His Grandfather),  published 1799, NGA 7490.jpg - Wikimedia Commons

Goya. Caprichos. (Posible parodia de Godoy y su pretendida procedencia de la más vetusta nobleza).

 

            ¡VIVA EL ESPERPENTO! 

 

Eran más felices los tarados / cuando no había luz eléctrica” (Pedro Sánchez). Aun poniendo en duda la atribución de esa cita, entreveo cierta verdad perogrullesca en esos versos humorísticos, y pudiera ser que los cuatro nuevos asesores de Tezanos los hayan parido, a la limón, para servirle una coartada irónica a su pagador político. Me enseñó mi maestro y amigo Andrés Salom que cuando quieras conseguir que hablen de ti bien, convence a alguien para que diga las más grandes hijoputadas de ti. Corres el riesgo, claro es, de que haya alguno o muchos que sean del partido de ese crítico hiperbólico y que aprovechen la ocasión para sumar fuerzas contra tu insignificante persona, pero la mayoría de la gente te defenderá, porque la mayoría es moralmente honrada y comprensiva y dada a pensar, con tolerancia, que todos tenemos nuestros defectos sin que seamos por ello monstruos o grifos rampantes.

Dejemos esta cuestión de la autoría, porque no quiero caer en la trampa o celada que preveo se nos tiende en ella, y me niego a ser de los críticos o de los defensores de su supuesto autor. Vayamos al fondo y analicemos el dicho, analicemos, que no nos cobran por eso.

¿Pero está bien el llamar tarados al sujeto de esa frase? Hombre, si habla de tarados, no les va a llamar calamares ni carabineros. Vamos a no caer en el bromazo de la censura del lenguaje. No, si dice “tarados” es porque quiere decir tarados y de forma real o metafórica aludir a un conjunto de seres o cosas que son los entes de los que predica la frase una cierta cualidad disminuida o debilitada con la entrada de una causa, la luz eléctrica. La llegada de esta no es meramente una circunstancia concomitante, antes bien la frase deja claro que es un factor de cambio a peor, o retroceso, en la felicidad de aquel conjunto sujeto de la predicación.

¿Pero cómo explicarías esto a uno, en una fila del mercado? Salgamos, y hagamos la prueba.

- Hola, ¿ha oído la noticia, señor? (puede valer: señora)… En una emisora de radio alguien ha dicho que ha comprado media sandía por nueve euros. Si echo cuentas, hoy a 23 de junio, la pieza entera sale, poco más o poco menos, a 17 o 18 euros.

- Qué pronto ha envejecido el precio de los melones del señor Rufián, el que los daba ayer a solo 13 euros. El pequeño Rufián los ha subido de coste en su rifirrafe con Sánchez. Antes estaban a cinco. Preveo que llegarán a estar a 30 y que Sánchez el Bueno nos hará una rebaja.

Entre Pedro Sánchez y Gabriel Rufián están poniéndole una cortina de humor a nuestro duro vivir diario, si no nos costara a los españoles tan caro el metro de retórica parlamentaria que ambas señorías gastan, nos daríamos por contentos; aunque la cancamurria de los dos y sus caretos nos resulten ya demasiado bovinos.

 

Fulgencio Martínez

 

1 comentario:

  1. Estupendo artículo, por fino, ya que, siendo gratis, se podría analizar de brocha gorda o, como decía aquel anónimo, con el ojo bóvedo.

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