NOTA AL ENTRAR. Hoy, jubilado, por fortuna, de la docencia, he vuelto a leer esta página de mi diario de 2014 y a recordar con cierta incredulidad los tiempos en que no me cansaba. (29 de abril 2021)
EL MAESTRO, LA VERSIÓN NO OFICIAL
(Carta a un profesor murciano en Barcelona)
Para mi amigo Antonio Rubio López
Me alegro muchísimo de que hayas encontrado trabajo como profesor en un instituto de Barcelona. El trabajo es muy importante hoy día, pero ni ayer ni nunca el trabajo es la panacea de la felicidad, pese al moderno tópico de que en el trabajo uno se autorrealiza: Hoy ni siquiera asegura el vivir con cierta dignidad. Creo más verdadero el viejo tópico de Horacio, de que nadie está contento con su profesión: el mercader preferiría una vida de soldado; el agricultor en los campos envidia al ciudadano, el cual se queja del bullicio de la urbe y echa en falta la tranquilidad rural. El casado envidia al soltero y este al casado, por mi parte envidio a los que aprenden no a los que enseñan, pero supongo que quienes hoy aprenden o han terminado de aprender en la Universidad envidian a los que trabajan enseñando a la juventud, dado el porvenir laboral tan sombrío que tienen por delante aun los mejor preparados.
Nadie está contento con su estado, como escribió Fray Luis de León traduciendo al poeta latino. Así que, inter nos, voy a quejarme de esta profesión nuestra de maestro, tan envidiada. Voy a darte la versión no oficial. Yo ahora mismo estoy en mi casa con Platón, preparando los exámenes de mañana para los de segundo curso. En primero me divierto más, les pongo a los alumnos actividades sobre textos como el poema de Kavafis, Itaca, o les hago que comenten “El pensador”, del escultor Rodin, cosas así. Pero soy tan subnormal que me cargo de actividades para corregir, cuando apenas tengo en mi horario horas para esto a la semana. No hay forma de que espabile, tengo además este año cuatro grupos más que el pasado, cuatro horas más de ESO con sus correspondientes grupos (a uno por hora), cuatro veces más trabajo que el pasado año. Menos profesorado, y cuatro veces superior el trabajo si lo quieres hacer bien, profesionalmente. Un profesor solo debería atender a dos grupos, tres como máximo, de modo que pueda seguir casi al día el aprendizaje del alumno; pero para eso hacen falta más profesores en cada materia. Y si además queremos salir del subdesarrollo científico, hacen faltan muchos más profesores de área científica. Aquí, en Murcia, la Consejería de Educación ha anunciado que sacará unas 162 plazas de profesores a Oposición, pero, según se ha provisionado, ninguna de filosofía (a pesar de las jubilaciones y bajas), ni una tampoco de ciencias. No interesa, chico, la filosofía, ni las ciencias, la matemática, la física, la química, nada. País de chumbos. Están solo por promocionarse los jefes con lo de bilingüe, reina la moda de los institutos bilingües, se supone de hight quality, aunque los niños olviden el castellano y aprendan solo a chapurrear otra segunda lengua. Hago la prueba en la ESO: les dicto despacio un breve texto y no saben copiar en el cuaderno lo que les dices en castellano, porque no reconocen las palabras al momento. Habría que empezar en la escuela por mandarles copiar de un libro y por que escriban dictados.
Este año, como novedad, estoy haciendo lo que hace el Barça en toda su cantera (o hacía, cuando Guardiola): el mismo método y línea de juego que lleva el primer equipo lo entreno en todas las categorías inferiores (pues, ya ves, soy entrenador para todo). Así, les hago (adaptándoles) comentario de textos con las mismas pautas que en Segundo de Bachiller: resumen, con idea principal o titular a modo periodístico, estructura del texto en tres frases (a ejemplo del mejor comunicador, Obama, que sintetiza su explicativa en tres puntos:1, 2, 3, y conclusión). Luego, trabajaré las nociones, el tema y el contexto... Esas son las cuatro partes del comentario de Selectividad en Murcia para filosofía. Les obligo a tomar apuntes desde la ESO, y a hacer resúmenes analíticos e índices, no usamos libros de texto. Todo esto me supone siempre una crisis pero sigo, porque creo que es lo mejor: he adoptado una idea de Vaughan, el profesor de inglés, que se empeña en enseñar de verdad inglés a los españolitos y no se cansa de corregir la fonética (lo oigo por la radio, porque quiero aprender inglés este año; es mi frustración, recuerda: aprender). Muchos profesores de inglés no se molestan en corregir la fonética, que es lo principal. A lo sumo alguna cosita, pero no con la insistencia machacona de Vaughan. Este siempre dice que no se cansa de corregir, que no puede cansarse como profesor. Yo les digo a los alumnos que entre sus padres y yo la diferencia es que yo no me canso (idealmente), un profesor nunca se cansa, repito, corrijo, vuelvo a decir a fulanito “cállate, pónte así o asao, atiende, deja el móvil, no mires para abajo del pupitre buscando Nueva Zelanda, que ya está encontrada, saca el cuaderno, vete a la pared, al pasillo”, y al día siguiente lo mismo de lo mismo de lo mismo. Hoy me han dado en la ESO un día glorioso de follón pero entre el cansancio, un alumno, que tuve hace años en 2º de ESO y ahora tengo en 4º, uno de los que peor vida me dieron, y que el primer día de este mismo curso se las prometía igual, se ha puesto a regañar a sus compañeros defendiendo mi caso. Lo he comentado en la sala de profesores, y la de inglés me dice: “yo también he notado que ha madurado ese alumno”. A esto siempre hay que añadir una máxima: cuando crees que lo haces bien, eso es índice de que todo se puede torcer; la satisfacción siempre es síntoma, en esta profesión, de estar ya en puertas de una nueva frustración. Pero, oye, no me canso, me enfado, pero no me canso, al minuto sonrío, vuelvo a poner cara de pámpano. ¡Una profesión jodida, esta!
FULGENCIO MARTÍNEZ
Profesor de Filosofía y escritor
19 noviembre 2014
Querido Fulgencio, gracias por acordarte de mí. Tú te jubilas y yo soy un recién llegado. Me gusta tanto trabajar con el material humano (los teenagers) que creo que pediré una prórroga. Cada día alguno/a me sorprende. Estoy haciendo una recopilación de genialidades que se dicen en las clases, supongo que tú tendrás tu propia antología tambien. De nuevo gracias maestro, pues recuerdo cuando ambos eramos alumnos de Joaquín Lomba en la Universidad de Murcia, yo siempre me ponía a tu lado para que me explicaras lo que no entendía, qué tiempos!
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