BERNA
WANG. MIRANDO LOS SURCOS,
APRENDIENDO
LA SENCILLEZ DEL SENDERO
1
ÁNGEL DICIENDO OBVIEDADES
Vino un ángel y me dijo:
“Estás muriéndote de sueño pero no puedes dormir.”
La noche es fresca: huele a árboles oscuros
(la luna no ha salido aún)
“Hace frío pero, envuelta en la manta,
sientes el calor de tu propio cuerpo
—me dijo el ángel—.
Nada va bien,
pero todo está bien.
Todo está bien.”
(Inédito, febrero de 2009)
2
Cuentan que un día Chögyam Trungpa Rinpoché no tuvo palabras para explicar lo que quería.
Entonces dibujó en la pizarra algo parecido a un ave y preguntó: «¿Qué es esto?»
Le respondieron:
“Un pájaro”,
“una paloma”,
“una gaviota”.
Y cuando se agotaron las respuestas él dijo:
“No: es un dibujo del cielo”.
3
El pez nada
y corta en dos el océano.
de
La mirada oblicua (adamaRamada ediciones, Madrid, 2008)
4
Me reprochaste: “tengo una herida
y nunca has querido verla”.
¿Cómo, si me devorabas con ella?
5
PEQUEÑOS ACCIDENTES CASEROS
Me hice un tajo en un dedo cuando cocinaba.
Luego me despellejé otro dedo al abrir una botella.
Hoy me he raspado la pierna con el pico de la mesita.
Así que me he puesto seria:
he reunido en asamblea a todos los objetos de mi casa
y les he dicho que ya sé
que me muero de la pena,
que tengo el corazón en carne viva,
que ya sé
que no soy más que una herida que sangra tristeza,
que hasta respirar me duele porque él no me ama
como le amo yo;
en fin: que no hace ninguna falta, les he dicho,
que me lo recuerden también ellos
cada día.
de Pequeños accidentes caseros (adamaRamada
ediciones, Madrid, 2004)
BIOBIBLIOGAFÍA DE BERNA WANG
Berna
Wang nació en Madrid, en 1957. Meditadora. Escritora, traductora,
profesora. Siempre en transición. Ha publicados dos libros de
poemas, La
mirada oblicua
y
Pequeños
accidentes
caseros,
en editorial adamaRada.
“Mi
relación especial con las palabras -escribe Berna Wang-
empezó cuando era niña y mis padres decidieron no enseñarme la
palabra miedo para que nunca lo tuviera. Como eso era imposible, tuve
que inventarme una palabra para nombrar ese hormigueo en las palmas
de las manos y el pajarillo que aleteaba agitado en el pecho. Por lo
que me han contado, eso se convirtió en costumbre: si algo no tenía
nombre, en lugar de preguntárselo a los adultos, me lo inventaba.
De
ese conocimiento tan temprano del poder de las palabras me viene el
amor por ellas y por la precisión. No es raro que haya terminado
siendo traductora profesional y tampoco que escribiera desde niña,
que siga escribiendo y ahora enseñe escritura creativa.
Mi
pasión por la justicia me llevó a Amnistía Internacional. Y la
búsqueda de la felicidad, a la práctica de la meditación dentro de
la tradición del budismo tibetano”.
BIBLIOGRAFÍA
Y WEBGRAFÍA
Finalista
del IV Concurso Literario de Hiperbreves Movistar (2009); en la
recopilación de relatos publicada el 23 de abril de 2010 fue
seleccionado otro relato suyo.
Finalista
del Premio
Revista Eñe de Literatura Móvil 2010.
REVISTA ÁGORA DIGITAL FEBRERO 2014/ANTOLOGÍA ACTUAL DE POESÍA ESPAÑOLA
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