DIARIO POLÍTICO Y LITERARIO..../33
LO QUE DIGA EL JEFE
(Escrito el viernes 2 de
febrero 2013)
Ha
comenzado en el Partido Popular el baile de los ahorcados, la danza
“des pendus” - como diría el poeta François Villon -, en
que cada colgado pasa a otro el sobre de sus fechorías para no ir el
primero al juicio de Dios. Cada uno está esperando a lo que diga el
jefe. A ver si habla el jefe y explica todo, de una vez. Mientras
tanto, toca bailar, de pies y cintura, callar y disimular en las
declaraciones a la prensa. Dicen que el jefe está tranquilo, mas en
su fuero interno saben que lo que importa no es la tranquilidad, el
buen apetito y la salud de la graciosa persona del jefe, sino calmar
la intranquilidad, incluso la indignación de los españoles en
general.
Esa
castiza expresión “Lo que diga el jefe” también la hemos oído
en la última semana al director de Museos de nuestra Comunidad, el
señor Manuel Lechuga. Parece una consigna en el Partido.
Mientras su superior, el director general de Bienes Culturales de la
Comunidad Autónoma de Murcia, Francisco Giménez hacía ante
los medios unas declaraciones menospreciando el tesoro de las monedas
del galeón “Las Mercedes” que serán conservadas y expuestas en
el Museo ARQUA de Cartagena, Manuel Lechuga, experto en arte, se
mordía de ganas de hablar, pero cuando la prensa le preguntó a él,
prefirió decir: lo que diga el jefe. Vale, se acepta pulpo por
animal de compañía.
No
sólo el político ha de disimular su ignorancia, sino también
prever los agravios que puede cometer con ella. El Museo de
Arqueología Subacuática de Cartagena es una institución española,
cartagenera y murciana, de gran prestigio científico. El tesoro de
monedas históricas de oro y plata que el Ministerio de Cultura
determinó que sea custodiado en el ARQUA bien que era apreciado por
los americanos y bien costó ganarlo al expolio del Odyssey, pagando
el gobierno español abogados y pleitos. Pero, para el divino
Francisco Giménez todo, también ese tesoro histórico, es relativo,
como de poco valor si lo compara con un bien más noble. Su
relativismo, inoportuno, no hace oscura su ignorancia: la hace más
luminosa y peligrosa.
Así
que cuando hable el jefe, cuidado: no vaya a ser que nos relativice y
confunda.
FULGENCIO
MARTÍNEZ
Profesor
de Filosofía y escritor
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