UN
DÍA ES UN DÍA/
DIARIO
POLÍTICO Y LITERARIO DE FULGENCIO MARTÍNEZ,
DONDE SE HABLA DE LO
DIVINO Y LO HUMANO / 24
Publicado en La Opinión de Murcia, Sábado 17 de noviembre 2012
EPISODIOS
DE XENOFOBIA
La
carrera de Artur Mas,
ya como President
de la Generalitat,
en la anterior sesión de las Corts
Catalanes, dio
un paso decisivo al reprimir violentamente el movimiento del 15-M
-aquellos jóvenes indignados que fueron desalojados de la Plaza de
Catalunya por los mossos
d'escuadra
a mamporro limpio. En la manifestación democrática, que fue la
jornada de Huelga general del 14-N, de nuevo la policía autonómica
del President, ahora en funciones, ha hinchado más que un ojo a un
menor de quince años; a un chiquillo que andaba con su madre, por
una calle de Tarragona, y al que no se le conocen antecedentes
antisistema, y cuyo historial "violento"se reduce solo a un
curso de la ESO, o dos, como mucho. Todo posible abuso de la
violencia por parte de la autoridad democrática restaría crédito a
ésta (lo contrario solo ocurre en las tiranías) y debe ser
investigado con celo para atajarlo. Eso diría el sentido común;
pero no crean que es fácil oír la voz de la prudencia política
cuando el que manda se viene arriba y llega a creerse dotado de una
autoridad carismática, a un paso de autócrata.
Es
curioso que el mismo Artur Mas que no tuvo antes ni ha tenido ahora
reparos en usar el látigo para echar de la calle a los que se
manifiestan, según él, de forma violenta, se haya desdoblado en
ideólogo y redentor de la soberanía del pueblo catalán. Ojo por
ojo, y diente por diente, y violencia por violencia, contra los que
dan mala imagen al país, contra los que desacreditan la "marca"
del país. Así parece
pensar el político convergente catalán (y también el popular
español: país se
escribe igual en ambos idiomas románicos). De ese modo, la
violencia se alía con el nacionalismo irredento y la xenofobia,
ejercida ésta contra cualquier ciudadano, sea cual sea su
procedencia de origen. Todo nacionalismo germina o conduce a un clima
social de xenofobia, estigmatiza al otro, al que no sigue el ideario
nacional. Llegaría el día en que el otro ya no podrá decir quien
es. (Esto estuvo tan claro en el País Vasco, oprimido tanto tiempo
por el terrorismo, que pasó desapercibida mediáticamente la
xenofobia porque era el medio natural, asumido como el aire que se
respira).
La
operación de Mas ha consistido en sustituir la marca España por la
marca Catalunya. Si
tuviéramos mecanismos propios de Estado, posiblemente nos iría
mejor, en esta crísis, dice hábilmente Mas.
No
se confundan: la insidiosa ideología nacionalista xenófoba es lo
que único que pueden ofrecer hoy día tanto unos como otros: el PP
nacionalista español como el PP nacionalista catalán. Nosotros solo
vemos en ambos una misma voluntad de estigmatización del otro, o
sea: del que no es de mi "gens" ideológica o patriótica.
En fin, un brote de xenofobia contra el que hemos de prevenirnos para
que no se convierta en endémico.
Y
hemos de prevenirnos por salud mental, ética, ciudadana, lo que
ustedes quieran, para que no despertemos un día, como enel País
Vasco, no despertemos en nuestro país sintiéndonos mirados como
alienígenas, e implícitamente violentados.
Toda
xenofobia se destapa -recuerden esto siempre- cuando la autoridad da
por buena la violencia, la justifica, en nombre de lo que sea, de una
marca, de una imagen del país, de la economía, del orden público o
de la paz de los cementerios.
Yo,
que vivo en Murcia, empiezo a preocuparme ya, porque he oído al
delegado del Gobierno en mi Comunidad hablar de "episodios de
violencia callejera", reprimidos por su autoridad incompetente
(hablo desde la ética pacifista) el día de la huelga del 14-N, y
me he echado a temblar. ¿Que el otro se ha visto como un
desahuciado, un fracasado, un desesperado, "un peligroso
violento" por el delegado del gobierno civil, justificó los
palos y el abuso de la violencia excesiva por parte de las fuerzas
del orden? La xenofobia suele ser aporofobia: odio al que percibimos
como inferior en recursos.
Menos
mal que el señor Joaquín Bascuñana
-así se llama, lectores, este delegado del Gobierno en mi pueblo- no
es Artur Mas. Aunque...el apellido, les aseguro, no es de Murcia....
¿Me habré vuelto yo un poco facha nacionalista xenófobo?