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viernes, 8 de marzo de 2024

La chica dijo. Relato breve e ilustración de José Luis Martínez Valero. Ávance de Ágora n. 26. Nueva Colección / Relatos


            

 

LA CHICA DIJO

 

por José Luis Martínez Valero

 

 

La chica dijo:

No me gustan las tardes.

Sus interlocutores pensaron que iba a comenzar un monólogo, por eso nadie contestó. Así que continuó:

Por eso doy clases de inglés.

Aquella declaración llenó de niebla el comedor del restaurante, al mismo tiempo que bajó algo el tono elevado en el que tenemos por costumbre mantener nuestras conversaciones. El Támesis quedaba muy lejos, pero parecieron oírse las máquinas de algunos vapores que lo atravesaban lentamente.

Alguien recogió aquella frase y trató de proseguir, quizá por cortesía, con la conversación.

¿Impartes clase a adultos o niños?

Me gustan más los niños, los adultos no me gustan.

Habían quedado excluidas las tardes y los adultos, la chica tenía claro lo que no le gustaba. Su interlocutora no quiso proseguir con ese inventario negativo en el que podría incluir, las nubes, las ventanas, el color violeta o la cola de los pescados.

¿Qué significa que no le gusten las tardes? Las de domingo se consideran largas, aburridas, casi tristes, pero aquella chica no distinguía los días de la semana, había excluido las tardes, como si se tratase de una parte del mundo al que hemos decidido no viajar. ¿Había alguna razón oculta? ¿Una vieja carencia? Puede ser. Quizá el trabajo de sus padres les impedía llegar puntualmente a la guardería, con lo que aguardaba, como un juguete roto en un rincón a la espera, mientras tanto había visto las caras alegres de sus compañeros que eran rescatados por los padres.

Pero la chica, pese a que le insistí, no aportó nada a esta definitiva exclusión.

Habló luego de un gato, un canario, el perro del vecino, las gallinas y conejos de su vecina María, sin que la cuestión de la tarde fuese justificada. Sólo había dicho que no le gustaban. Claro que, había proseguido: por eso doy clases de inglés.

¿Existe alguna vinculación especial entre el inglés y la tarde? Puede que sí, el té de las cinco, que considerábamos un rito cultural definitorio, se refería a la tarde. Sin embargo, esa costumbre parecía algo alegre, un agradable encuentro, el té y las pastas, la charla intrascendente, convertían la actividad social en algo repetido que ocupaba la hora, parte de la tarde y por tanto hacía soportable ese tiempo, sobre todo si se pensaba que todos los ingleses, estuviesen donde estuviesen, a las cinco de la tarde tomaban el té, no en solitario, sino en compañía de familiares o amigos, luego tenía que ser por fuerza agradable.

Por tanto, se supuso que sustituir la tarde en solitario por la tarde con clase, haría de esas horas ocupadas algo más llevadero. La chica dijo que no le gustaban los adultos, que prefería los niños para sus clases. Eso estaba claro, sin embargo, su primera confesión mantenía el misterio. A la chica no le gustaban las tardes y, siguió con su cerveza.

 

 

Ilustración de José Luis Martínez Valero.

 

 

José Luis Martínez Valero nació en Águilas, en 1941. Es catedrático emérito de Literatura. Poeta, narrador, ensayista. Ha publicado, entre otros libros: Poemas (1982), La puerta falsa (2002), La espalda del fotógrafo (2003), Tres actores y un escenario (2006), Tres monólogos (2007), Plaza de Belluga (2009), La isla (2013), El escritor y su paisaje (2009), Libro abierto (2010), Merced 22 (2013), Daniel en Auderghem (2015), Puerto de Sombra (2017), Sintaxis (2019) y Otoño en Babel (2022, ed. La fea burguesía, Murcia). Ha sido guionista en los documentales: Miguel Espinosa y Jorge Guillén en Murcia. También es un notable aguafuertista e ilustrador.

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