SUAVE ASOMBRO: LA GUERRA DE INVIERNO
La
Guerra de Invierno
Ariadna G. García
Ed.
Hiperión, Madrid, 2013
La Guerra de Invierno es un libro de poemas de Ariadna G. García (1977) con el que obtuvo el premio de poesía
Miguel Hernández-Comunidad Valenciana, en la primavera de 2013.
En la poesía de Ariadna
García hay un sonido de fondo: el
asombro. En todos sus textos se entra y
se sale con esa sensitiva de haber presenciado el lector, en vivo, el paso
fugaz de una ceremonia asombrosa. La magia de esta poeta se encuentra ahí
precisamente, en invitarnos y seducirnos a un espectáculo de sonidos y
sensaciones que, no obstante su preparación y elaboración cuidadosa, aflora
ante nosotros como un manantial insólito.
Tres etapas de asombro controlado disponen las páginas de La guerra de invierno; nunca has de esperar vértigo en esta poesía, pero sí el peligro de ser salvado por la belleza después de caminar un cierto espacio por entre bosques de hielo, bajo una avalancha blanca, o de sentirte arrastrado por el trineo que “avanza por la nieve a gran velocidad” (p. 62).
Tres etapas de asombro controlado disponen las páginas de La guerra de invierno; nunca has de esperar vértigo en esta poesía, pero sí el peligro de ser salvado por la belleza después de caminar un cierto espacio por entre bosques de hielo, bajo una avalancha blanca, o de sentirte arrastrado por el trineo que “avanza por la nieve a gran velocidad” (p. 62).
La primera sección del
libro la componen poemas brevísimos, espejos intensos, que son notas de un
viaje a Helsinki.
“Un idioma es encuentro,
asombro,
plenitud.
Buscas en otra lengua
remontarte a un misterio, la promesa
de prolongar tus límites.
Un artista trabaja en sus retratos
para pintar el alma de la gente,
tú aprendes un idioma
para sentir el alma de una tierra”.
(p.22)Buscas en otra lengua
remontarte a un misterio, la promesa
de prolongar tus límites.
Un artista trabaja en sus retratos
para pintar el alma de la gente,
tú aprendes un idioma
para sentir el alma de una tierra”.
Conscientemente he
citado este poema (fragmento VIII de la primera sección, y en cuyo apunte
introductorio reza: Oficina de turismo de
Helsinki) por parecerme el texto mejor logrado en cuanto a apertura al otro
y lo extraño, en cuyo contraste madura toda la sensibilidad interior, que es
mucha, de la poeta.
Lo anecdótico y las
breves ráfagas narrativas en este diario de lo extraño que se va pareciendo a
uno mismo, en esta Guerra de invierno,
están, sin duda, transfigurados por el recorrido interior que la poeta desvela al
lector, a la vez que va descubriendo para sí. Una guerra que es símbolo de un latente fragor,
en estos poemas de apariencia tranquila; de un conato por abrir lo otro en la
experiencia de la escritora y por no conformarse a una identidad demarcada;
aunque también se intuye una lucha por retener la juventud, el clásico tema del
dolor por el paso del tiempo inexorable, y un eco y versión actualizada del
mito de Atalanta.
La complejidad sobre la superficie casi suave de las palabras de Ariadna G. García se desvela cuando se deja oír el rumor de esos temas, y aun más, cuando la reflexión insinúa, por un momento, otro nuevo contraste, que irrumpe en la misma expectación ante lo otro, objeto del impulso liberador.
La complejidad sobre la superficie casi suave de las palabras de Ariadna G. García se desvela cuando se deja oír el rumor de esos temas, y aun más, cuando la reflexión insinúa, por un momento, otro nuevo contraste, que irrumpe en la misma expectación ante lo otro, objeto del impulso liberador.
I
Golfo de Botnia
“El
agua congelada.
El cielo blanco.
Sé que enfrente está Suecia,
pero no la distingo;
hay
mucha niebla. El cielo blanco.
Sé que enfrente está Suecia,
pero no la distingo;
Me encuentro dentro de una enorme caja.
Ninguna coordenada
fija mi posición.
Tanta blancura ciega.” (…)
(p. 49)
La calidad del decir poético de Ariadna G.
García, y su saber renunciar a la retórica sentimental y a la profusión textual, colaboran también en el logro de unos
poemas deslumbrantes, más asombrosos aún en su brevedad en el marco de
la página, casi no rozada en su blancura.
Fulgencio Martínez
REVISTA ÁGORA DIGITAL SEPTIEMBRE 2013 BIBLIOTHECA GRAMMATICA 2ª TEMPORADA. EL CAZADERO DE LOS LIBROS
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