FRANCISCO BRINES: "La vida me ha dado tristezas pero también una vocación". (Entrevista en El cultural) / "Donde muere la muerte" y "El testigo", poemas últimos de Brines.
Más información: La gran lección que aprendió Brines de su padre naranjero: el respeto por su amor a la poesía
https://elpais.com/cultura/2019/12/16/actualidad/1576516191_785085.html
*Reproducimos los poemas de Francisco Brines "Donde muere la muerte" y "El testigo" publicados en la página:
Donde muere la muerte
Donde muere la
muerte,
porque en la vida tiene tan sólo su existencia.
En ese punto oscuro de la nada
que nace en el cerebro,
cuando se acaba el aire que acariciaba el labio,
ahora que la ceniza, como un cielo llagado,
penetra en las costillas con silencio y dolor,
y un pañuelo mojado por las lágrimas se agita
hacia lo negro.
Beso tu carne aún tibia.
Fuera del hospital, como si fuera yo, recogido
en tus brazos,
un niño de pañales mira caer la luz,
sonríe, grita, y ya le hechiza el mundo,
que habrá de abandonarle.
Madre, devuélveme mi beso.
(Publicado por primera vez en la revista Cuadernos Aispi, publicación semestral de la Associazione Ispanisti Italiani)
El testigo
La luz,
Aún no la sombra.
Y vivo en la penumbra oscurecida
(La luz es cálida,
cuando roza, besa.)
Es todo mi deseo; saberse ser,
aun existente.
Antes que todo sea
como antes de ser.
Nuestra esencia es
ceguera,
y aquello que lo niega es un misterio
sin significación.
¿Quién pone en nuestra mente
la incógnita de Dios?
Él es Amigo y Enemigo.
Es el nombre otorgado a la ignorancia.
Su aletazo nos borra
Nada he sido.
Mi testigo, lector, pongo en tus manos.
FRANCISCO BRINES, PREMIO CERVANTES 2020
POEMA HOMENAJE
LAS PALABRAS PERDIDAS
en memoria de Francisco Brines
“La vida me ha dado tristezas pero también una vocación”
Francisco Brines
Una vocación es una cabaña
en el mar, donde el tiempo es marinero.
Valioso sea por siempre el don recibido
de la gracia y de un hado inculto;
pero más valioso el poeta humano
que labra un erial de existencia
día a día, entre niebla y compromiso,
sin pronunciar nunca la palabra juego
ni derrota, ni naufragio, a solas
entregado a su obligada faena
gozosa alguna vez
y muchas veces antipática
de encontrar las palabras perdidas.
FULGENCIO MARTINEZ
Huesca, 7 de junio 2021
REVISTA ÁGORA DIGITAL/ AVANCE ÁGORA 10 NUEVA COLECCIÓN/ junio 2021
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