MI TESTAMENTO
No es hora ni lugar
para hacer testamento
mientras se pone dulce la mañana
y me espera un libro,
pero, aquí ya, te digo
que te dejo el alma.
¿Y qué es esa cosa, dirás,
ese bien que te lego
como un beso?
No es cobertor
ni cadena de oro.
Es un soplo que pasa
casi siempre en pena
y es como la flor
de la manzanilla
que solo seca se hace notar
y aroma de alegre tristeza
la estancia que estuvo cerrada.
El alma, en fin, en fin,
la loca de la casa,
no está aquí ni allá
ni sube ni baja,
ni entra ni sale,
ni suda ni sueña,
ni vela ni duerme.
He pasado muchas horas encerrado solo
y hablando a solas con ella
y no puedo decir lo que es.
Andrés Acedo
Inédito
La Poetría
10 de mayo 2020
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