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jueves, 10 de marzo de 2022

CUATRO POEMAS DE LA SEGUNDA PERSONA, DE FULGENCIO MARTÍNEZ (Original en español de los poemas traducidos al rumano por Dinu Flamand y publicados en la revista "Apostrof", febrero 2022)

 

                                                             El autor de La segunda persona, en Huesca



CUATRO POEMAS DE LA SEGUNDA PERSONA, DE FULGENCIO MARTÍNEZ *

 

                      PASIÓN DE ESCRIBIR

 

 

Ayer –era yo muy joven hasta ese ayer

escribía no sé para qué, ni os importa;

escribía por algún motivo hondo

o eso me parece ahora.

 

Descubrir la pasión

de uno y lanzarse boca abajo en ella,

sin pensar cada doble movimiento

del miedo y del esfuerzo…

 

Recuerdo que el resultado era

una liberación, como de un mecanismo.

Un vuelo corporal

intenso, no ficticio (o literario)

más intenso, incluso, en horas de siesta.

 

Escribir –hoy– me hace daño.

                                                                  Me acuesto

para dormir y sigo desvelado y herido,

con taquicardia casi toda la noche,

el día en que he escrito una línea.

 

 

 

 

CAMINOS 

 

 

 

Caminos que me aguardan

o que por siempre quedaron atrás,

no sé quién los trazó. Quieto, respiro,

respiro: respirar es suficiente.

No tengo que pensar en reunirme

con alguien, a alguna hora, en algún sitio.

 

Miro, a lo lejos, con expectación

e inquietud durante un breve tiempo,

solo por ver si han vuelto los gorriones

a posarse en aquella rama cerca

de la ermita de la Virgen de la huerta.

 

A la Virgen de la huerta

le ofreciera mi exvoto

de adoración supersticiosa. Esos dos gorriones.

A falta de cigüeñas, los aguardo

como buenos augurios,

 

¡queridas figuras de mi destino,

que no pueden señalar ya mi rumbo

ni su presencia tampoco hacerme daño;

vuestro saludo agudo no me lacera más

que un breve naufragio en mi memoria!

                                 

                                                                 1 de febrero 2021

 

 

 

 

 

CAMINO DE LA ERMITA DE SANTA MARÍA DE SALAS

 

 

He mirado este cielo casi gris

y soleado por el camino,

esta luz casi siempre humosa

que da a los días términos más breves

pero más profundidad a cada uno

de sus momentos. Sobre la puerta

de entrada de su santuario

la Señora de luz, Santa María tiene

una gran margarita

con sus doce pétalos recordando en piedra

un reloj que no marca horas temporales.

¿Para qué dimensión está hecho ese reloj?

¿Desde qué eterno ojo mira su esfera?

¿En qué callado aire desgrana cada siglo,

golpe a golpe, y concentra

el pensamiento volátil? El mío descansa

aquí unos minutos, y con esfuerzo:

Miro, arriba, el círculo mágico

en el que navega en piedra una virgen,

           a sus pies yace el vértice de un triángulo

oblongo que se prolonga invisible

en otro vértice que cae a mis pies;

como a recién nacidos nos espera

la eternidad.  Pero, aún no.

Madre, me echas fuera

con un movimiento de tus ojos.

Te vuelves a tu reino sola,

como te fuiste una vez sola, con angustia y sed.

El sonido de la campana da la hora temporal 

y me despide de tu navegación.

Hasta pronto, hasta otro día, hasta siempre.

 

 

 

                      martes, 16 de febrero de 2021

 

 

 

 

 

HUESCA

 

 

En el centro de la ciudad llena de iglesias

y en su campo donde traza el románico

su camino a Santiago por Jaca,

oirás donde estés una campana

dando la hora. Las medias y los cuartos

son graves respiraciones cortas,

la notación de las horas enteras

es una siembra copiosa y alegre

de sonidos, como era en mi infancia

el repicar de las campanas algunos

días de fiesta. Aquí en esta ciudad,

todas mis horas son extraordinarias.

En el Medievo el ángel del sonido

ponía su hilván al tiempo profano

por ellas, las campanadas horarias.

Proust en Combray buscaba la iglesia

más pequeña, con su azul campanario,

para sentirse, en su cuarto, libre.

Libre y protegido de todo mal

por la visión y la escucha, a distancia,

a la justa distancia, de la gracia materna.

 

Yo en cambio siento desasosiego

a la vez que liberación, amigos.

Al escuchar a cada rato entre mis

asuntos, el sonido de la campana.

Siento que, a través de su pulsación

aguda y su pausa grave hasta hacerse

lejana y llana, se desahoga la tensión

de la conciencia, el acumulado

oxidativo, rodante fantasma

del tiempo en la conciencia.

                                                               Y pongo

mi corazón a su hora.

Pero, en otros momentos,

la delicadeza se vuelve insistencia,

me oprime el pecho un dardo futuro,

mi aliento se cierra y ardo en aparente calma.

 

Hasta que pasa el veneno, no encuentro 

refugio en nada, nado en un pozo,

me sigue la inclemencia, la luz me da guerra.

Cuando pasa el veneno, me lleva el ritmo.

 

 

 

20-2-2021

 


 

* Los poemas han sido publicado en la revista APOSTROF, con traducción al rumano a cargo del poeta DINU FLAMAND, autor, entre otros libros, de "Primavera en Praga" (Traducción al español en editorial Visor)

ENLACE A LOS POEMAS DE F. MARTÍNEZ, TRADUCIDOS POR DINU FLAMAND http://www.revista-apostrof.ro/arhiva/an2022/n2/a28/

 

ENLACE AL NÚMERO COMPLETO DE LA REVISTA RUMANA APOSTROF, FEBRERO 2022. Dirección Marta Petreu:

 http://www.revista-apostrof.ro/arhiva/an2022/n2/

 

 

 

 

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