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Artículo publicado en LA CRÓNICA DEL PAJARITO. DOMINGO. 2-10-2016
¿SUEÑAN LOS POLÍTICOS CON MAYORÍAS ABSOLUTAS?
Rick Deckard ha tenido un
éxito relativo en el cine, como personaje principal de Blade Runner. Pero su más real y ambigua vida se encuentra en la
novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, en la que se inspiró la
película de Ridley Scott.
Rick, en la novela, es oficialmente
un expoli y cazador de recompensas, encargado de la misión de “retirar” a los
esclavos rebeldes, los androides, que respondiendo a un pulso humano han
decidido regresar a la Tierra; después de que la humanidad, o ex humanidad, tras
un invierno nuclear, hubiera emigrado del planeta para seguir su estúpida vida
en otro lugar del sistema. Uno se
acuerda -empatizando con esa nostalgia de los androides- del “sentido de la
tierra”, que profetizó Nietzsche para
el Superhombre, en su Así habló Zarathustra.
Dick deja en la ambigüedad
el hecho de que Rick sea también un androide. Los androides no son robots, sino
seres orgánicos, producidos con materiales genéticos humanos e ingeniería
industrial. Su vida media es de cuatro años, porque sus células tienen poco
poder de regeneración. Pero, como reconoce Rick: “La mayoría
de los androides que he conocido tenían más deseo de vivir que mi esposa”.
Ese personaje había conseguido pasar
el test de Voigt-Kampff, pero Dick, su mismo autor y alter ego, pone en duda la
fiabilidad de dicho test, considerado la prueba científica oficial para
distinguir entre androides y humanos. Tan parecidos eran en casi todo…, salvo en
que los primeros carecían de empatía. Claro que la humanidad tampoco sentía
ninguna emoción hacia los “andrillos”, como despectivamente les llamaba a sus
sirvientes orgánicos.
Rick llega a tener empatía con los
androides, aunque se la prohíbe a sí mismo, porque ese sentimiento es negativo
para su misión.
La misión de Deckard -sabemos- es
cazarlos y retirarlos. Pero la pregunta que surge es: ¿por qué?; ¿La
destrucción de los andrillos evadidos a la degenerada Tierra, qué interés tiene
para una civilización hipertecnológica, dominada por la realidad virtual y el “kippel”
(un sentimiento de acumulación inútil de trastos), y que ha sustituido a los animales
reales por iconos eléctricos?
La respuesta -creemos- está en la
sospecha de que los androides no sueñan con ovejas eléctricas sino con mayorías
absolutas. Exactamente igual que los políticos españoles.
Después de la victoria de Feijóo en Galicia, el fenómeno fue visto por primera vez en la cara de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. Observe usted, lector, estos días a cualquier político español: aunque su vida media no pasa de cuatro años, le podrá notar un brillo en los ojos, huella visible de un soñar despierto en mayorías absolutas.
¿Los políticos androides responden
aún a una verdad humana? Las cosas son complejas:
La kippelización del poder político,
esa entropía que favorece la dispersión, fragmentación e inutilidad de la regla
de las mayorías democráticas, es un fenómeno no previsto en el neocatecismo del
“empoderamiento”. Quizá el futuro de la democracia está en algún diseño de Platón, o en reverdecer el pulso de los
androides soñadores con mayorías, ya no absolutas, pero sí respetables y
conforme a regla.
Por otro lado, están entre nosotros los que se afanan destruyendo para que no haya mayorías, ni absolutas ni significativas de la pluralidad; los que aspiran a conseguir el poder total; otros soñadores, a su manera- regresados al sovietismo. Estos encontrarán a algún nuevo cazador de recompensas, para retirar a los soñadores rivales, los androides de la vieja política.
En la novela, Rick es consciente de
la ambigüedad de su misión: “Este ensayo terminará, la representación también,
los cantantes morirán y finalmente la última partitura de la música será
destruida de un modo u otro, el nombre de Mozart se desvanecerá y el polvo habrá
vencido, si no es en este planeta en otro cualquiera. Sólo podemos escapar por
un rato. Y los andrillos pueden escapar de mí, y sobrevivir un rato más. Pero
los alcanzaré o lo hará otro cazador de recompensas. En cierto modo -observó-,
yo soy parte del proceso de destrucción entrópica. La Rossen Association crea y
yo destruyo. O al menos, eso debe parecerles a los androides”. (Philip K. Dick,
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?)
Fulgencio Martínez
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