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miércoles, 21 de septiembre de 2016

"OTOÑO", RELATO DE VENANCIO IGLESIAS MARTÍN

VENANCIO IGLESIAS. FUENTE: http://villaviciosahermosa.com/noticias-de-villaviciosa

“Otoño” - Venancio Iglesias Martín 

Catedrático de literatura, escritor y vecino de Villaviciosa 

 

Un cambio de luz en los visillos, una brisa que mueve la hierba, un escalofrío en las ramas secas del tilo y la palmera, un arrumaco más cariñoso del gato tuerto y una voz secreta que dice:

—El hurón del otoño está haciendo su covacha en la esquina del jardín, quiero decir, en tu alma. En tu alma, amigo lector, porque en la mía hace tiempo que encontró nido.
¿Te das cuenta? Hace unos años contabas por primaveras y ahora el otoño te llena los ojos de bronce y se diluyen los sueños como el caramelo dorado que una niña arrojó junto al canalón que desagua en la acera.
Pero no hagas demasiada cuenta. Cuento, cuentas, y cuenta son mecanismos para localizarnos en algún punto de la eclíptica, en esta vertiginosa fuga del pedrusco-girasol en que vivimos.

No hay un otoño cada año sino que los colores de la fronda han aparecido en tu alma; quiero decir que el otoño es cosa también de dentro y no sólo de fuera y puede durar una vida.

Una joven maltratada por la polio se ha sentado dos mesas más allá en la cafetería donde escribo. Al sentirse observada me ha sonreído de forma primaveral.

Un hombre maduro de buen porte, se sienta en la mesa de al lado y susurra un ¡Ay! que sólo yo percibo. El otoño se ha instalado en su vida pero piensa que su ay, se debe a cierto anquilosamiento lumbar sin importancia. ¡Ojalá!

¿Se acaba el verano? No. El verano se queda fijo atrás en esa línea que marca el vuelo de la tierra. Un nuevo tramo del viaje. Sólo que tú eres consciente de que ese tramo se ha quedado también fijo en tu alma porque las estaciones no son meros tramos en la carrera ciega del planeta fascinado por la estrella, sino tramos de tu vida que se quedan fijos mientras pasas.

¿Te has divertido en las vacaciones? Muy bien. Es irrelevante, pero muy bien.

El amigo Vicente ha escrito en una ventana de su café: «piensa que has venido a ser feliz». Es una buena recomendación que te invita al esfuerzo. Muy bien, Vicente. Pero si hay esfuerzo hay trabajo y no felicidad; es decir que cuando piensas en ser feliz, asoma un pero. Sí, a ser feliz, ¡¡¡pero!!! no olvides la maldición genética, quiero decir, del Génesis.

Eso también te lo dice el otoño. ¿Has sido feliz en la playa? De acuerdo «pero no olvides que el dorado de las hojas es preludio de su caída». ¡Y no pasa nada, no pasa nada! —como diría Mota.

La muchacha poliomelítica se levanta trabajosamente, paga su café, me regala su sonrisa primaveral de nuevo de nuevo y se va renqueando por la acera de luz. Al poco, el hombre maduro se levanta de la mesa de al lado, no sonríe, paga su triste café solo, y en la cafetería, llena de ruido, se instala el otoño de nuevo: —¡Ay!

Hay, hay, claro que sí, un cierto pesimismo difuso en lo que digo. Pero no brota de lo que digo sino de la realidad con que la gente lo siente.

Porque yo, lo que quiero decirte es lo siguiente y dejarme de rodeos y mandangas: —Como la tierra se acerca a ese tramo equinocial que llamamos otoño, tienes la oportunidad de vivir toda la belleza del largo atardecer. Rodeado de oro como el rey Midas del mito, contempla en la paleta de la estación todos los colores de la vida que recogió cuidadosamente y los presenta ante tus ojos como el tesoro inmenso de un cofre pirata.

Pasea, aspira profundamente, baila desnuda si quieres ante el decorado de pan de oro que te trae el día, el aire, la nube, el soto. Métete en los vericuetos de la niebla matinal. Vete a la orilla del río…

Los ríos leoneses se ponen el fastuoso vestido de la nostalgia que rueda, ríe y llora en suaves murmurios de fado hacia la mar portuguesa. Vete pues, a los sotos del Porma, del Esla, del Torío o del Curueño y pasea junto al agua, aprende la parte sagrada del fluir amablemente hacia la mar que resuena lejos, aprende también el canto del otoño en el temblor de la chopera y tararéalo con la brisa. Aprovecha, porque un día, alguien, al recitar los versos de Lorca recitará tu vida y la mía que se acaban en algún punto prefijado de la eclíptica: «El otoño vendrá con caracolas, / uva de niebla y montes agrupados, / pero ya nadie querrá mirar tus ojos/ porque te has muerto para siempre. / Porque te has muerto para siempre / como todos los muertos de la tierra /como todos los muertos que se olvidan /en un montón de perros apagados».

Y si esto te parece triste, leonesina, ponte la rebeca y silba o suspira o mándame a paseo, pero esto que te digo tiene toda la alegría del pasar y toda la sabiduría gloriosa del quedarse en la estación de oro. Ah, si yo pudiera… Si yo pudiera, te haría un collar con cuatro atardeceres otoñales del puente de San Marcos y seis mundos, seis esferas de azabache de Villaviciosa.




 FUENTE ORIGINAL DEL RELATO: 

http://villaviciosahermosa.com/noticias-de-villaviciosa/entrevistas/otono-venancio-iglesias-martin-catedratico-de-literatura-escritor-y-vecino-de-villaviciosa


 

VENANCIO IGLESIAS MARTÍN

(Olleros de Sabero, León)

FUENTE: 



Realizó sus estudios de Filología Española en la Universidad Complutense de Madrid. Fue discípulo de Dámaso Alonso, Rafael Lapesa, Eugenio Bustos. Obtuvo la cátedra de Lengua y Literatura Españolas en el año 69 y desde entonces ejerció como profesor en diversos centros de Enseñanzas Medias. Asesor técnico en la Embajada de España en Marruecos (Consejería de Educación). Profesor en la Universidad de Rabat, (Departamento de Lengua). Profesor asociado en la ESSI. École Superieure de Sciences de l’Information. Rabat. Profesor en la Escuela Superior del Profesorado de Rabat. Participó en el diseño curricular del Español Segundo Idioma en el Ministerio de Enseñanza Marroquí.



Obra literaria:


Ganador del 2º premio, dos veces consecutivas, “Antonio Machado” de narraciones breves .Ganador de 2º premio narraciones breves de Tarifa. Primer Premio Elena Soriano de narraciones cortas de Suances. Primer Premio Cuento de Invierno Ciudad de Ponferrada. Primer Premio Ciudad de Coria Diputación de Cáceres. Ponente del Festival del Cuento (Congreso) de Agadir y en el Okad-Poesie de Ouxda.

Ha publicado libros de relatos cortos: Esperando a Susana, Sombras en el camino, Cuentos, Moquito, El león del Atlas. En la editorial  LOBO SAPIENS ha publicado también las novelas La Soledad de Alvarito Somoza y LA CARCOMA.(2016)
 
 

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