PÍO BA
BAROJA Y BILBAO (Y ESTO NO ES UNA BROMA)
Pío Inocencio Baroja Nessi, es decir, don Pío, nuestro vecino, nació el día de los inocentes de 1872, en San Sebastián.
Baroja tenía por Bilbao un especial aprecio, porque consideraba que era
una ciudad dinámica, moderna, y comparaba la Villa de Don Diego con
Amsterdam, Londres, París. En su libro "Las horas solitarias", Baroja
hace esta consideración sobre la ciudad: “Bilbao es un pueblo que cada
vez se va haciendo más denso y más interesante. La ría es una de las
cosas más sugestivas de España. Yo no creo que haya en la Península nada
que dé una impresión de fuerza, de trabajo y de energía como esos
catorce o quince kilómetros de vía fluvial. Lo que me parece es que la
gente de Bilbao no está todavía a la altura de su ciudad, al menos a la
altura de su ría”. Todo cuanto Baroja escribió sobre Bilbao, resumido,
se recoge en el libro "Baroja gurea/ Baroja nuestro", que escribimos
José María Unsain y yo. Por cierto, dicho libro lo editó el Ayuntamiento
de Bilbao, no el de San Sebastián. Bilbao siempre ha estado más atenta a
Baroja que su propia ciudad de San Sebastián, en donde, para escarnio
de todo sentido común, a Baroja no se le ha dedicado un centro cultural,
sino un Polideportivo. Por eso siempre he dicho que la ciudad de San
Sebastián, bueno, sus munícipes, le han gastado una pesada broma a don
Pío, castigándole con esa dedicatoria de un centro de deporte, lo que
supone un sin sentido. Todo eso lo he pensado hoy, una vez más, en
Bilbao, donde he pasado el día, y de donde me he vuelto, justo por la
calle Licenciado Poza, en dirección contraria, quiero decir en dirección
contraria a la masa de ciudadanos y ciudadanas que se dirigían a San
Mamés, a la otra catedral, para presenciar el partido de fútbol entre
las selecciones vasca y catalana. La verdad es que ahora mismo no sé
cómo acabó el partido, que iba empatado cuando pregunté. Pero yo quería
hablar de don Pío, evidentemente.
Artículo cedido por su autor, Félix Maraña, para esta publicación en blog.
Revista Ágora digital/ Diciembre 2014/ Nuestros maestros