CONSUMATUM
EST
El
tiempo de la crisis se acabó, oficialmente. Vaya. Tomen nota,
empresarios y especuladores en Bolsa, entérese la minoría que con
maña ha sacado pingües dividendos a la mala situación económica.
Aquellos que se han beneficiado a río revuelto, con todas las leyes
laborales y sociales puestas boca abajo y a su favor, entérense.
Aquellos para los que contratar un obrero les resultaba gratis;
aquellos, en fin, para los que los jóvenes con preparación sobraban
en este país. Todos esos deben estar de enhoramala. Se les acabó el
chollo, ya no hay excusas para no contratar, para no retribuir con un
sueldo digno y adecuado al capital humano que al trabajador se le
exige. Se les acabó la Pascua, adiós a la feria de Medinilla. “La
crisis es ya historia del pasado” (Rajoy
dixit).
Oficialmente
la televisión (la televisora, más bien, española; como se le
llamaría en un país antillano) lo ha dicho. El mismo rey, el
actual, Felipe VI,
lo ha leído en un discurso pronunciado recientemente en México y
Camilo Sexto es la voz de Jesucristo. No son solo bulos de América,
también en España lo ha repetido el Gobierno: la crisis ha muerto,
estas serán las Navidades de la recuperación. ¡Viva Zapata!
¡Quiero vivir, quiero vivir, señor!
Los Reyes Magos ya no tienen razones
para ser tacaños, niños míos; y si crees en Papa Noel, no debes
pedirle sueños, sino realidades ahora, este mismo diciembre. Estamos
cerca. Ya estamos a unos días del Advenimiento. La crisis cambió de
barrio. El mes pasado ya, el gobierno anticipó “la paga doble” a
los jubilados, para que estos pudieran comprar con tiempo el pavo y
el turrón navideños. Para ellos y para sus hijos y nietos,
entiéndase. Muchos jubilados soñarán con volver a los buenos
tiempos en los que no tenían que atender con su jubilación a las
necesidades de los hijos, en paro o con sueldos raquíticos; cuando
podían los mayores veranear tranquilamente en Benidorm en pleno
diciembre. Pero todo llegará. Estamos cerca, más cerca.
Muchos
padres de estudiantes de instituto y colegio públicos no tendrán
que buscarse la vida confeccionando cajas de cartón o cosiendo en
casa por las noches o haciendo otros trabajillos extras para
comprarle el chándal al hijo; tampoco deberán ya pedir prestado los
libros de texto o sugerir que se le faciliten fotocopias del libro.
Yo, profesor, dejaré de buscarme la vida también, fotocopiando por
mi cuenta y riesgo los textos (fuera del centro oficial, donde no
corresponde ni es correcto atentar contra los derechos de autor). En
nombre de la cultura y del derecho a la educación, no les daré a
los chicos fotocopias gratis, sino que les aconsejaré o en su caso
dirigiré a comprar libros de texto, porque la crisis se acaba, y
habrá dinero de sobra.
Si
esto es un sueño, por Dios que no se caigan los ramos. No dejen
entrar al Belén a los malos profetas, ni a las voces realistas que
vienen a hundir el tinglado onírico. Y sobre todo, no me digan ahora
que Rajoy se ha desmentido a sí mismo en el intervalo de cuarenta
horas; que hay dicho Rajoy, en realidad, que la crisis es historia
pero que quedan las secuelas. ¿Por mucho tiempo? Donde dije, digo.
Echen, por favor, a quien pronuncia esas rectificaciones tan
inoportunas. Déjennos vivir la Navidad en sueño de paz.
Fulgencio
Martínez
Profesor
de Filosofía y escritor
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