JORGE GUILLÉN EN SUS AÑOS DE MURCIA |
LA UMU ANTE SU CENTENARIO
por Francisco Javier Díez de Revenga
Catedrático de Literatura. Universidad de Murcia
La Universidad de Murcia va a cumplir su centenario bien pronto. El 6
de diciembre de 1913, hace ahora cien años, se emprendió en la prensa murciana,
por iniciativa del periodista y poeta Pedro Jara Carrillo, una intensa campaña mediática
que culminaría con la creación, por fin, de la Universidad de Murcia, que
inauguraría su primer curso en octubre de 1915. La nueva Universidad y el
sistema de provisión de cátedras de aquellos años permitieron que vinieran a
Murcia a enseñar en sus aulas personalidades que posteriormente se habrían de
convertir en protagonistas de la historia de España, tanto en el campo de las
letras como en el derecho o en el de las ciencias. La crónica de la Universidad
de Murcia se nutre entonces con el ejemplo y el recuerdo de esos personajes
beneméritos que construyeron su historia y la Universidad nunca los ha olvidado.
Un ejemplo muy claro es el del poeta Jorge Guillén (Valladolid,
1893-Málaga, 1984), de quien, además de su poesía, interesan otros aspectos del
su trabajo intelectual, en especial todo lo relacionado con su profesión de
catedrático universitario, de filólogo y de estudioso de la literatura
española, por la que se decidió a su regreso de París en 1925, cuando lee su tesis
doctoral, el 26 de marzo, y realiza la oposición a la cátedra de la Universidad de Murcia,
a partir del 15 de octubre, lo que garantizaría su estabilidad laboral. Parece
muy prosaico todo esto, pero es indudable que “primum vivere et deinde philosophari”,
y el buen Guillén hubo de procurarse, en pocos meses, la seguridad del
sustento, ayudado y dirigido, sin duda, por su amigo el poeta Pedro Salinas, ya
catedrático universitario, que siguió el curso de su oposición con todo
detalle. Cántico, la obra maestra de
Guillén, “la catedral de la poesía” como lo denominó Claudio Rodríguez, se
escribió en una importante parte en Murcia (desde 1926 a 1929), y la luz de
Murcia quedó para siempre en sus páginas.
Desde el año 2008 contamos con una
edición de la poesía completa de Jorge Guillén, la de Óscar Barrero, en la que
el editor ha transcrito todas las anotaciones de fechas y lugares en que fueron
escritos o corregidos todos los poemas de Jorge Guillén y las de sus sucesivas
versiones, cuyos manuscritos se conservan, ya que Guillén, cuidadosamente, los
coleccionó y donó a los archivos de Wellesley College y de la Houghton Library
de la Universidad de Harvard, en Massachusetts. Esta edición nos permite saber,
por ejemplo, que la celebrada traducción de El
cementerio marino de Paul Valéry la comenzó Jorge Guillén en Murcia los
días 2, 3, 11 y 15 de febrero de 1929. Y de los setenta y cinco poemas que
componen Cántico, en su primera
edición, publicada en Madrid en 1928, en la colección de la Revista de Occidente, cuando el poeta
aún vivía en Murcia ―salió a finales del año, ya que las críticas de la prensa
madrileña son de principios del 1929―, treinta y dos de sus composiciones fueron
iniciadas, corregidas o realizada su redacción definitiva sobre una anterior,
en la ciudad de Murcia. Y, por lo menos doce, se escribieron en su totalidad
viviendo el poeta entre nuestros paisanos de los años veinte. Algunos de estos
poemas vieron su primera luz impresa en las revistas poéticas de la Murcia del
momento, el Suplemento Literario de La
Verdad (1926) o la revista Verso y
Prosa (1927-1928).
Tras el éxito total de Cántico 1928, y las amenazas de cierre de la Universidad de Murcia,
en 1929 Jorge Guillén marchará como profesor a la Universidad de Oxford durante
el curso 1929-1930. Mientras, gestiona la permuta de sus plazas de catedrático
con Pedro Salinas, y el 7 de octubre de 1930 Guillén toma posesión de la
cátedra de Sevilla, universidad y ciudad en la que permanecerá hasta 1938,
cuando pida la excedencia voluntaria para trabajar en Montreal, Canadá, e
iniciar su larga vida de emigrante, como le gustaba decir al poeta, mejor que
exiliado o desterrado.
Son muchos los documentos que el lector
puede consultar para saber más cosas de la estancia de Guillén en Murcia, sobre
todo las expresivas cartas que el poeta escribió en aquellos años a su mujer,
Germaine Cahen (mientras no se instalaba con él en Murcia), o a su amigo, el
poeta Pedro Salinas, así como la documentación administrativa conservada en el
archivo histórico de la Universidad de Murcia. Pero sobre todo queda su poesía,
que captó con tanta originalidad el ambiente y la temperatura de una ciudad que
permaneció siempre en su memoria.
Articulo de F. J. Díez de Revenga, publicado en el periódico La Opinión de Murcia, el viernes 6 de diciembre 2013
Articulo de F. J. Díez de Revenga, publicado en el periódico La Opinión de Murcia, el viernes 6 de diciembre 2013
REVISTA ÁGORA DIGITAL DICIEMBRE 2013
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