POEMAS
DE FULGENCIO MARTÍNEZ
SELECCIÓN
DEL LIBRO EL AÑO DE LA LENTITUD
(Madrid,
Huerga y Fierro editores, 2013)
Fulgencio Martínez nació en Murcia (1960), Máster en
Filosofía y en Filología Hispánica. Dirige la asociación cultural Taller de
Arte Gramático. Fundó la revista Ágora.
www.diariopoliticoyliterario.blogspot.com.
Ha
publicado los libros de poesía Cosas que quedaron en la sombra (Nausícaa,
Murcia), León busca gacela (Renacimiento, Sevilla), El cuerpo del día
(Renacimiento), Prueba de sabor(Renacimiento), El año de la
lentitud (Huerga y Fierro, editores, 2013) y Cancionero y rimas burlescas (Ed. Renacimiento, 2014).
En su juventud, fue incluido en la
"Antología de Poesía Nueva", seleccionada por el poeta mexicano Hugo
Gutiérrez Vega y el español Luis Rosales (ediciones del Taller Prometeo, Madrid,
1982).
TURISTA EN LA METRÓPOLIS
también a nosotros, poetas del pueblo,
nos gusta
mezclarnos con lo vivo, con el gentío amistoso;
felices,
amigos de todos, abiertos a cada uno.
F.
Hölderlin
1
Primero de Mayo en
Lisboa.
Al salir de mi hotel
barato
sigo una carrera
popular.
Saludo con el puño
en alto
el tirón fresco del
día, su ritmo
de color me llena
las manos
de azul nuevo del
mar. Y tanto
colorido en la calle
no es solo para mis
ojos.
Señalo
-convidados a
avanzar con la gente-,
a mi hija de siete
años,
el corredor que luce
en el dorsal
su número de
primaveras. Vamos
contentos adonde
quiera el destino.
En un mercadillo
compramos
una barra de pan y
nos invitan
a marisco. Tocan
unos gitanos
en su guitarra
canciones de España
para nosotros. En un
bar del Chiado
(era antes del
último incendio)
dos viejos nos
recomiendan un plato;
comemos por unos
escudos. Poco
cuesta ser feliz y
les invitamos
a vino y sardinas.
Nos creen turistas
y somos sus
camaradas y hermanos.
2
(Veinte años después)
1 de Mayo, 2012
Este hombre sin historia
que viaja frente a mí en el tranvía,
de pie, con los brazos dolidos
de sujetar una barra cada vez más alta,
para asegurarse el equilibrio,
por un momento se mete las manos
en los bolsillos de la gabardina,
descansa de su incómoda postura.
La calle del presente se ha parado
en un punto sin sombra: duele ver
entre las hojas de los calendarios
la fecha de hoy; una fecha inmóvil,
tan ausente de compañía
de millones de islas de tiempo
pasado o futuro. Y una fecha así
es la letra del año.
Esta fecha es una calzada lenta
que graba con su no transcurso
(pese a que nos desplacemos deprisa
por ella, encima de ella, a su costado)
una dura verdad en nuestro rostro.
La Historia no solo la escriben,
la secuencian, detienen, aceleran,
la disuelven los poderosos.
Debajo, siempre ha estado el otro,
el pobre, el explotado, la víctima.
Este hombre sin historia,
que viaja frente a mí en el tranvía,
¿sabe de dónde viene, adónde va?
Despacio va el tranvía por las calles
en cuesta.
De pie, mira
al suelo un hombre gris,
aplastado por la ola de viajeros.
El tranvía
en las calles estrechas
baja, sube como el brazo de ese hombre
sin espacio donde extenderse libre
de la presión de rieles,
cables, hombros, espaldas y cabezas.
Sube, baja el tranvía,
y toma ya,
al trote,
el barrio bajo céntrico y se pierde
en las grandes avenidas urbanas.
De pie, mira hacia el suelo el hombre
en las avenidas metropolitanas.
¿No aprecia usted las vistas
de hermosos edificios
de Hoteles y Corporaciones
y Bancos nacionales?
Ahora se apea y sigue
caminando la acera el hombre
que se parece a Fernando Pessoa.
SOL
EN ÉFESO
El sol es nuevo cada día.
Heráclito de Éfeso
Invita el día
a cometer
pequeñas distracciones,
olvidos
voluntarios, deliciosos.
A no llamar
experiencia
al simple rodaje,
a buscar
la experiencia
en cada
deseo en punta.
El
sol recuerda cuando era muy joven.
Los
labios griegos, con sangre de Oriente,
de
las muchachas de Éfeso
son
los de estas muchachas:
el
oro rojo de sus labios
de
púberes que estrenan hoy su brillo,
renueva
la llamada de la fertilidad,
un
rito siempre nuevo y siempre hermoso.
Aunque
las dos imágenes
no
pueda unirlas en su dirección...
Sugiere el
día gritar un propósito
en la luz,
no importa si equivocado,
para oír
una voz amiga o enemiga,
que responda, ¡por piedad!, ahí
fuera.
Y
una ola de vida sentimos, el canto
corporal,
a coro, de un grupo de ninfas
que
aparecen, por sorpresa, en la luz.
Y
creemos en la verdad de la sensación
como
los secuaces de Epicuro.
FUGACES
Estos signos que
dicen por nosotros
los utilizarán otros
para inventarse
- las mismas sombras
en el agua rápida
evocarán un mundo y
un sentido distintos,
aunque igual de fugaces que los
nuestros.
Y los ojos que leen estos signos
y mis manos, un día,
se caerán de la luz.
No amanecerá siempre
para el colmillo de
sombra que ahora
corta el sol del
albero.
Tardes de suerte o
de desgracia
serán niebla que
canten otros poetas.
Pasará el tiempo,
para nosotros,
del esplendor y de
la decadencia
y el río-toro
seguirá su curva
entre mármoles
ciegos
sobre los que crecen
rosas de signos.
ORACIÓN POR ANTONIO MACHADO
Se fue con su
canción
al umbral de un
reino silencioso.
Nos dejó a su
espalda el trabajo
de encender cada día
el hogar
con rabia al mañana
vacío.
Enseñó lo que pueden
hacer
juntas la rabia y la
idea,
supo hacer del
llanto belleza.
Luchó el maestro por
una España
clara, donde el
cielo fuera amigo.
Por sacarle a su
tierra la espina
que durante siglos
le dejaron
clavada; no renunció
Antonio
a soñar un futuro
mejor.
Hoy que enmudecen su
estatua
los hielos del
imperio, he querido,
humildemente, leer junto a ti
los versos de
Antonio Machado
para infundirte
ánimo y fe
en estos tiempos
difíciles.
Si alguna vez la
poesía
llevó un aliento de
esperanza
a alguien, si a una
sola mano
ayudó a levantarse,
suplico
hoy más que nunca,
al dios
de los poetas, que
sea generoso
contigo, joven
amiga.
DERECHO
A MANIFESTARSE
A
la isagoría, rayo de la democracia
El poeta es el bululú que representa
todos
los personajes de una historia
civil;
aprende en los nidos del presente
a tomar
altura y ensanchar el tono
con una
generación que recién sale
de los
jardines de infancia y sacude
las
cartillas del paro y las alfombras
de
palacio, lanza consignas y llena
las
plazas, sube ahora a los escenarios
que el
viento rajó y saqueó el óxido.
A esa juventud
que mira un mundo nuevo,
que
reclama la libertad de la calle,
la
democracia real, no la de mentira
de rey
y corte de corrompidos políticos;
a los
jóvenes que adelantan un mundo
menos
injusto, en que renacen las cenizas
de la
democracia con la isagoría,
un
mundo que quizá yo ya no lo vea;
a la
juventud que canta un verso nuevo,
salud
siempre, de parte de un viejo poeta.
CONTROL DE PASAPORTES
He contribuido a la
diversidad
de la especie humana
escribiendo bajo
personas poéticas
diferentes e iguales
a mí mismo.
No tengo
enfermedades ni practico el yoga;
señor, solo hago
versos a mi chica.
No he sido comunista
pero he leído a Marx,
¿dicen que ha muerto
la lucha de clases?
Es una macana de
vencedores.
Declaro que no tengo
armas en mi equipaje.
Ni plantas
nucleares, ni droga en los bolsillos.
Hice lo que pude por
salir bien en la foto
del pasaporte y sin
embargo sigo
pareciéndome. Y sin
embargo, soy yo.
No he contribuido a
una iglesia y he matado
al Papa, que Dios me
perdone: fue en otro
sueño o en otra
pesadilla distinta a ésta
en que usted, señor,
me mete en un cuarto
y me registra a
fondo tras dejarme desnudo
y humillarme con una exploración indigna
de un ser humano;
ahora me dirá
que estoy detenido:
no se puede ser sincero.
He
contribuido a la cultura antes de que usted
naciera, joven, y sé
mis derechos.
Léamelos mientras me
vuelvo a dormir.
He contribuido a la
cultura y detesto
su espectáculo y a
sus chiflados presidentes.
No tengo
enfermedades ni practico un deporte,
señor, solo hago
versos a mi chica...
El año de la lentitud. Fulgencio
Martínez
Qué gusto reencontrar_me con tu letra.
ResponderEliminarmuchas gracias, Isabel, poeta. Un cordial saludo y mucha suerte. Una alegría volver a leerte.
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