Paolo Astorga. Fuente: FestivaldepoesiadeLima.blogspot.com |
La revista
Delirium Tremens, en su
número 8, 2013, incluye un poema inédito de Fulgencio
Martínez ("El testigo edénico"), y una crítica del
libro El año de la lentitud, realizada por Paolo
Astorga, crítico, poeta y director de la revista, que se
hace desde Perú, con "alcance internacional". Blog de la
revista:
Delirium
Tremens, núm 8. 2013. Perú.
Papiros de carne. Reseñas, p. 61.
Papiros de carne. Reseñas, p. 61.
El
año de la lentitud
(Huerga y Fierro Editores, 2013)
Fulgencio Martínez
(Huerga y Fierro Editores, 2013)
Fulgencio Martínez
Crítica
de Paolo Astorga
El
año de la lentitud (Huerga y Fierro Editores, 2013) del poeta
español Fulgencio Martínez (Murcia, España, 1960) reúne una
colección de poemas que giran en torno a diversos temas de corte
existencial donde el sujeto poético experimenta en sus descripciones
una metaforización del espacio como una identidad, como medio para
expresar estados que van desde la nostalgia
de lo perdido hasta la reivindicación de lo que acontece. Los poemas
de Martínez exploran la modernidad desde varias perspectivas
temporales donde el tema central está en las
contradicciones del ser que se enfrenta ante sus profundas
imposibilidades, ante la negación de sus deseos. La frustración
como discurso aglutinante, como medio expresivo, se puede observar de
manera muy sutil pero directa en los poemas que conforman este
poemario. La duda, la perplejidad y sobre todo la construcción
crítica de una realidad que nos hace pasado, recuerdos, ceniza de
lo vivido, cruza cual espada filuda todo el libro.
Poemas
como “Sirena de una nueva edad del hielo” reactualizan el relato
mítico de la dualidad
estética de las “sirenas” (bellas y mortales), pero desde una
visión desencantada de aquello que “pudo ser”, es decir ese
placer no vivido, ese ideal desatendido y abandonado que se convierte
en “mi único pecado de juventud: rechazar, una vez, oír tu
canto”.
Hay
además, en el libro un canto contracorriente, una voz que desde la
marginalidad, desde el exilio, se desprende de sus hipocresías y
muestra la realidad en el arte como estigmas, como superficialidades
que cual barro seco en los ojos no nos permiten ver el fondo, sino solo
la cáscara o el cascarón, ya que “por contaminación de época,
/ en nuestra poesía
importa más / la
variación temática que el tema”.
Sin embargo el libro no
solo se
enfrenta a una ontología del ser que se pierde en sus adversos
deseos, sino también nos muestra con una fina carga de ironía su
sección: “Sátiras y autografías”, poemas que tienen un
contenido más desenfadado y donde la crítica sin duda va hacia esa
modernidad que nos santifica como los más hipócritas del siglo
frente a lo que nos aleja de nosotros mismos, es decir:
nuestro egoísmo, nuestra irracionalidad, nuestro narcisismo de medio
pelo. Poemas como “Redes sociales” o el estupendo “Recomiendo
leer a Schopenhauer” son solo algunos ejemplos de ironía pura
frente a las mil caras falseadas de lo moderno.
Sin
duda este poemario nos lanza sus versos para sumergirnos por un
sinfín de reflexiones que, evidentemente, nos dejan su soledad, su
rabia y su ternura. Una ternura que desgarra y desangra nuestro
“rostro” hasta observar realmente nuestro verdadero rostro sin
ornamentas, sin maquillaje, al natural para así contemplar sin
excentricidades, ni apasionamientos, nuestro año de la lentitud
hacia el abismo o el abismo hacia nosotros.
Paolo Astorga
ÁGORA DIGITAL JULIO 2013
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