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viernes, 7 de octubre de 2022

EL CASTELLANO DE CASTILLA LA VIEJA. ESTUDIOS DE DIALECTOLOGÍA ESPAÑOLA. Fulgencio Martínez /Ágora digital /octubre 2022


  

EL CASTELLANO DE CASTILLA LA VIEJA

 

EL CASTELLANO

 

1. Del pequeño condado de Burgos, encerrado entre valles y los montes de Oca, surgió la variedad romance del latín, que llamamos castellano. Sus primeros testimonios, mezclados con el vascuence circundante y el aragonés, son las Glosas emilianenses. Ese dialecto románico se convirtió, por evolución histórica, en el español o lengua común de una comunidad lingüística hispana, peninsular, insular y americana (además, de las hablas ladinas y filipinas).

 

EL CASTELLANO DE CASTILLA LA VIEJA

 

2. Son, pues, muchas las variedades del español, surgidas a partir del primitivo romance de Castilla. En este tema voy a tratar del castellano usado en Castilla la Vieja, no del castellano histórico ni del español (salvo en una de sus variedades). Quizá por ser hoy esta variedad menos publicitada, resulte exótica, o al menos, interesante a los lectores.

La variedad del español usado en el ámbito geográfico de Castilla la Vieja tiene que describirse diacrónica y sincrónicamente en referencia, no obstante, a ambos conceptos, antes aludidos (el castellano histórico y el español actual, de cuya norma más innovadora recibe rasgos el castellano-viejo):

3. Respecto al castellano histórico, estos son los rasgos característicos del mismo, que están en la base de la variedad castellovieja.

    . Simplificación del sistema vocálico latino, reducido a cinco vocales.

    . Pérdida de la -f inicial latina.

    . Palatización de grupos consonánticos iniciales (-pl -cl -fl): "pluvia"> "lluvia"

    . Solución en /ch/ al grupo consonántico -ct: "nocte"> "noche".

    . Eliminación de consonantes finales (-m). Pero manteniendo la consonante -s de morfema plural. 

     . Soluciones nuevas al efecto de la -Yod, en contacto con vocal o consonante.


4. Progresivamente, algunos de estos rasgos, que pertenecen a la norma conservadora, histórica, del castellano (la pérdida de la -f inicial es histórica, tras un período de leve aspiración -lo que conserva la grafía "h" de "hierro"), se fueron mudando, por relajación y contacto con la norma meridional (entiéndase, la norma que se impondrá a partir de las variedades andaluza, levantina, canaria y americana).

Por el sur de la Comunidad de Castilla la Vieja, comprendiendo el norte de Madrid y Segovia, pasa actualmente la isoglosa de la apócope (perdida) de la -s final.

La -s final se mantiene, sin embargo, en el área norte y central de Castilla la Vieja (Valladolid, Burgos).

La aspiración de la -s implosiva, rasgo meridional, comienza a darse en capitales como Valladolid, donde hay una población urbana más amplia, de medio y bajo nivel cultural, que usa un habla más relajada.

La sincronía del castellano actual, o mejor, de las hablas castellanoviejas actuales, muestra los efectos del generalizado descuido lingüístico de otros ámbitos del español. Los actuales medios urbanos propagan una norma más innovadora (asimilando rasgos procedentes de las hablas meridionales).

Los factores de edad, cultura, nivel social, siguen diferenciando registros y estilos más cuidados donde se mantienen algunos de los rasgos del castellano más conservador. Pero, en general, los vulgarismos, y, por otro lado, los efectos del contacto con la norma innovadora generalizada (efectos como la nasalización de algunas consonantes, la asimilación y aspiración de la -s implosiva, etc) no son rechazados en la comunicación cotidiana (aunque lo mismo ocurre en casi todos los ámbitos del español).

La zona de Castilla la Vieja al occidente, como las tierras de Soria, presenta aragonesismos y arcaísmos, de origen léxico rural.

La zona central, en torno Valladolid, difiere según el medio urbano o rural. En el medio urbano presenta los efectos antedichos, por contacto con las hablas meridionales, en un grado hoy día creciente. El yeísmo es característico ya  hoy,

La zona sur próxima a Madrid, Segovia, Guadarrama, se caracteriza por los fenómenos de leísmo, laísmo y loísmo (confusión de los pronombres átonos personales). Pero, también, en la zona central (Valladolid) se extienden estos fenómenos, que en parte son hoy la sela de identidad del castellano-viejo.

La zona más al norte, próxima a Cantabria, se carecteriza por algún léxico vascuence.

La zona más occidental, la de Salamanca, tiene contacto con leonés y extremeño, y su léxico rural es riquísimo. En suma, comprobamos hoy que en la zona de Castilla la Vieja se da el avance de la norma de las hablas meridionales, quizá acelerado por razones de aculturación mediática.

      

 

Fulgencio Martínez

14 de febrero 2011 

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