En este enlace puedes leer la reseña de Dionisia García sobre la poesía de Fulgencio Martínez, publicada en la revista de la Universidad de Murcia, Monteaguado. MONTEAGUADO. 3.ª Época – N.º 17. 2012 – Págs. 233-234
http://revistas.um.es/monteagudo/article/viewFile/228271/177011
LA POESÍA CONTENIDA DE FULGENCIO MARTÍNEZ
DIONISIA GARCÍA
Para aproximarnos más a la poesía de Fulgencio Martínez, he creído conveniente traer aquí el contenido de una carta escrita al autor con motivo de la salida de su libro León busca gacela. 1 Lo escrito entonces dice así: «Todavía en el recuerdo Cosas que quedaron en la sombra, una antología nada «ficticia», sino guardada para que los lectores pudieran apreciarla en sazón, y desde ese aliento contenido tan necesario en la escritura, muy de apreciar en tu poesía. Celebré tus versos entonces y los celebro ahora. El título machadiano encierra la originalidad que necesita para ser coherente con el texto. Considero que en León busca gacela el poeta es dueño de “ese desasosiego reflexivo”, patente en gran parte de los poemas, ya se centren en los primeros años de vida (a pesar de la bocanada de aire fresco que supone), en el carpe diem o, por supuesto, en los poemas de pérdida. Ciertamente el poeta no puede permanecer ajeno al mundo que le ha tocado vivir, de ahí que sus versos sean la respuesta a esa concienciación. Cualquier tema puede ser tratado si el pulso del poeta es firme, como es el caso. Injusticias, insolidaridad, abuso de poder, maltrato de nuestra madre tierra, desprecio de las cosas altas… No falta en León busca gacela la ironía, hermanada con la inteligencia. Son páginas que invitan a pensar, oficio escaso ahora, y tan allegado a nuestra condición humana».
Esas eran las notas a una lectura de León busca gacela, libro necesario que aporta el título a El cuerpo del día, 2 a través del heterónimo Séptimo Alba. Es una celebración advertir como nuestro autor, de manera original, recupera, coge el testigo, da nombre y funda un autor. Juega así con lo real y lo fantástico. El lector, como receptor primero, queda marcado por esta novedad. El cuerpo del día contiene dos apartados, «Los grandes conciertos» y «Álbum de huellas», para finalizar con un epílogo.
En el apartado primero nos detenemos en el poema «Diario de un espectador de guerra». Sus versos denotan una mirada al mundo de nuestros días, donde la contradicción y la ironía inducen a entrar en escenarios que muestran crudas realidades. Poesía cívica. Así es nombrada en el prólogo por Luis Alberto de Cuenca. Indudablemente, es una opinión a considerar, dada la autoridad del prologuista y de los propios poemas.
En el titulado «Un mundo poco fa», uno de los fragmentos dice: «Los traficantes, y algunos Estados, / venden armas a los dos bandos. / ¿Serán agentes de la armonía / universal?». Si damos un salto hasta el poema siguiente, titulado «Terror mundi», leemos en sus últimos versos: «Las naciones civilizadas / juzgaron, en Núremberg, / ¿a todos los criminales?...». Como sabemos, la poesía cívica cuenta con poetas representativos de nuestra tradición, Núñez de Arce, Rubén Darío en El canto errante, Alberti, Cernuda, y tantos otros que dejaron huella de su conciencia crítica. En otros momentos del poema mencionado anteriormente, «Un mundo poco fa», hemos de destacar la defensa de lo cotidiano, de ese carpe diem que puede aliviar los desasosiegos («Merece la pena que recordemos / los segundos distraídos / a la guerra cotidiana, / los que nos hacen mantener / una chispa de alegría / conquistada con incredulidad, /sólo eso merece tu atención. / Lo demás pasa, como el agua»).
Digamos que la poesía de nuestro comentario ofrece al lector múltiples y variados registros, entre ellos las alusiones a la clasicidad, bien entramadas y precisas. Merece mención especial uno de los últimos poemas del libro, «Rezo en la tormenta », del heterónimo (para entendernos) Séptimo Alba. Nos dicen los primeros versos: «Dios panóptico, cárcel abierta, / asilo fugaz de un día, / sólo conozco de ti el deseo de ti…». La composición total merece un estudio detenido, como tantas otras del libro. En esta composición el poeta entra en una dimensión en torno al misterio, atraído desde el impulso consolador de la palabra, en ese ir y venir de sus versos, semejantes a los vaivenes de la propia vida. Así, en el poema titulado «Al viento interestelar», el poeta nos dice: «Voy y vengo, frente y espalda conmigo, / a rastras dentro de mi camisa…», versos estos adecuados a su poética.
En el peregrinar por El cuerpo del día solemos encontrar perlas, como el verso del poema «Defensa de los sentidos», donde el imaginario poético hace referencia a quien «no ha ido a la escuela de los abrazos». Contrasta felizmente la ternura expresiva de ese decir con el poeta cívico que es Fulgencio Martínez, enriquecido con esa mirada plural que amplía su voz y consigue universalizarla. Es obvia la aportación de un lenguaje depurado, de respeto a la palabra, en un libro que obliga a detenerse, por las sugerencias y hondura de un poeta que ha sabido conjuntar «lo antiguo con lo nuevo», en una voz inconfundible para el lector atento, buscador de la buena poesía.
1 Fulgencio Martínez, León busca gacela (Poemas de Séptimo Alba), Sevilla, Renacimiento, 2009.
2 Fulgencio Martínez, El cuerpo del día, Sevilla, Renacimiento, 2010. 3.ª Época – N.º 17. 2012 – Págs. 233-234
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