http://www.destiempos.com/n4/fulgenciomartinez_n4.htm
LAS CANCIONES DEL PUEBLO
Las canciones del pueblo
llevan como bastón el girasol del aire.
Se parece su melopea infantil
a las palomas y a los naipes boquiabiertos,
a las vecinas sentadas en la mañana,
a los trapos baldeados y a una guitarra
que toca el olvido de la faena.
Los poetas hablamos, hablamos
sin lograr coser a tiempo su melodía.
La tijera, el dedal, ¡de prisa!,
¡el bastidor, la costura,
la cinta, el hilo verde!,
va de tornada el sol
y ya viene cantando
por la puerta de las criadas
esa criatura simple.
(…¡y apareció la aguja!)
::
EN RECUERDO DE JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO
El hombre que escucha a los pájaros
en el duro invierno del mar;
solitario en su jornada,
ni perdido ni oculto:
emboscado en los vientos, emboscado
y cada hora en su puesto,
ese hombre entre la maleza alta,
ese humano de canto terrible
y ternura que da a luz
al mar,
y da pavor también al mar,
¡cómo se te parece!
::
POR CONOCER LA TRISTEZA,
DESDE EL MÁS ALTO PAÍS DE LA INFANCIA
a Antonio Parra
En un regazo vivía sin desear el mundo,
que allá, muy lejos, amontonaba recuerdos
(como el viejo Padre tronante, las nubes).
Recuerdos amortecidos,
un domingo de harapos
ardiendo siempre sin consumirse,
tal una garbera que custodian
en la siesta los cerdos,
tendidos en su sombra,
atados a una estaca
bajo el resalte de la sombra.
¿Qué puñal oculto, o unos ojos mirándome
bajo los días, mirándome con el filo
de unas palabras rotas,
rasgó la bóveda donde colgaba
-como el pescador a la orilla de las Pléyades-
la alforza alta de mi vida?
No hay comentarios:
Publicar un comentario