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viernes, 15 de mayo de 2015

CHAVEMOS Y OTRAS CHÁCHARAS. Diario político y literario de FM /T3·/45



 
CHAVEMOS Y OTRAS CHÁCHARAS

Al tiempo que nos enteramos de que hay algunos candidatos de Ciudadanos que proceden de la ideología falangista, nos confirma la reciente entrevista a Monedero, en “El país”, de la ideología chavista de este prohombre del partido  “Chavemos”. ¡Y no pasa nada, oiga! 

La confusión de muchos votantes se ve aumentada por estos silencios.  Asiste lo vivido, que diría el poeta Quevedo; y es necesaria la crítica preventiva para prevenirnos del oportunismo de nueva marca, tanto  como de gentes dispuestas a pescar en el río revuelto de la situación. Nada ayuda a los votantes críticos la estrategia retórica del silencio. Y menos, el hecho de que quienes deberían alzar la voz callan. Como en otros momentos pasados de la historia de España, el pensamiento se ha vuelto sordo, mudo y ciego… a la seña del dedo censor. 

Este fenómeno de eclipse intelectual, más o menos pasajero, se corresponde, en este tiempo electoral, con la irrupción de “personajes conceptuales”, es decir, de algo así como tótem puestos en las cabeceras de lista de los partidos de vieja o de nueva marca; o detrás, en los fundamentos teóricos. Es el caso de algunos intelectuales, brillantes, buenos profesionales  llenos de la mejor intención, que figuran como referencias y polos de atracción del voto y que, en realidad, son “personajes conceptuales” (utilizando esta expresión del filósofo Deleuze) tras los que “habla” el líder y su cómite de dirección de partido. Es una nueva técnica retórica del centralismo no democrático de estas organizaciones políticas que, bajo el florero de un personaje conceptual prototípico, nos lanzan sus argumentarios y programas. 

Nos encontramos, pues, en medio de una confusión de principio a fin, habitados por la sospecha de que lo que se avecine puede ser peor, y  avisados por la certeza de que se atraviesa un tiempo, quizá largo, de eclipse de la razón crítica. 

Claro que siempre alguien puede decir que a todo nos acostumbramos; más aún: puedes pensar que nunca hubo tal razón crítica y, en fin, soñar todo el mundo es bueno, etc.

Fulgencio Martínez
Profesor de Filosofía

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