DISPONIBLE EL NÚMERO 31 DE NARRATIVAS. ESTE NÚMERO PUBLICA EL RELATO "ENTREVISTA AL AUTOR DE LA LLUVIA BAJO LOS RASCACIELOS", DE FULGENCIO MARTÍNEZ
Está disponible el nuevo número (31), de Octubre-diciembre, de la revista NARRATIVAS, "revista de narrativa contemporánea en castellano".
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El número 31 de NARRATIVAS lo componen ensayos, textos narrativos, cuentos y avances de capítulos de novela; reseñas y crítica literaria, y por último, información sobre novedades editoriales. La revista está especializada en narrativa y mantiene una calidad contrastada número tras número.
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REPRODUCIMOS EL RELATO DE FULGENCIO MARTÍNEZ PUBLICADO EN EL NÚMERO 31 DE NARRATIVAS OCTUBRE-DICIEMBRE (pp.105-107, continuación del relato "El taxidermista" publicado en el número 11 de la misma revista, en 2008.
Relato
ENTREVISTA AL AUTOR DE LA LLUVIA BAJO LOS RASCACIELOS *
por Fulgencio Martínez
Mañana del 11 de junio
En
la de ayer ha abandonado nuestra localidad Augusto López Mena, el
famoso escritor, excelente charlista y amigo ya de nuestro pueblo, como
ha demostrado en las cuarenta y ocho horas que permaneció entre
nosotros. Llegó para dar una conferencia sobre «La construcción de una
novela» y ha sabido ganarse la simpatía y el cariño de cuantos lo hemos
conocido.
Los lectores de este periódico, en ciudades más cultas
de la provincia, quizá se extrañen del eco y suceso creados con el paso
del autor de La lluvia… por nuestro pueblo. Fuera porque su rostro y
fama le precedían en la pequeña pantalla; fuera por el escándalo aún no
apagado de nuestro bibliotecario reformador de libros, su conferencia
era esperada como un acontecimiento.
(Sobre el citado escándalo,
he de informar que ha encendido en nuestra tranquila comunidad la
polémica literaria; y que el asunto sigue suscitando, hacia la persona
del bibliotecario, una avalancha de opiniones rivales, filias y fobias,
según; según la simpatía o la inquina hacia quien primero alza una
opinión manifiesta sobre el tema. No importando mucho a todos el fondo
de la cuestión, «filios y fobios», cito a nuestro poeta local, «han
aprovechado para arrojarse sus pacíficas opiniones a la cabeza. No estoy
de acuerdo porque está de acuerdo ése, y estoy de acuerdo porque opino
lo contrario de aquél». El alcalde ha tenido por lo más sensato echar un
bando, para aleccionar a los hijos a no discutir con sus padres sobre
asunto tan baladí).
En ese clima predispuesto a la faena gloriosa
o al almohadillazo, el escritor comenzaba su conferencia. Tenía delante
un público crispado por la marcha inestable de la literatura. Informo,
ya, que la conferencia de anteayer de Augusto López Mena en el instituto
femenino culminó con aplausos, todo un éxito que ha desbordado la
pizarra y la mesa del aula de actos, para salir a la calle y ser
comentario populi. A la mañana siguiente (por ayer), los profesores
pedían a sus alumnas de COU, muchachas de talle alto y ojos que dan
fiebre al mirarlos, que, ante los exámenes de final de curso, se
esforzaran «para ser el día de mañana hombres de provecho, como ese
gran escritor que habéis tenido sentado frente a vuestras bancas».
Don
Augusto ha triunfado en la cena de honor que una de nuestras familias
ilustres le ha ofrecido en el salón de su casa. Ha merecido las mejores
vendimias; las botellas de vino que nuestros patricios guardaban para
celebrar el día en que hubieran cumplido con la Patria sus hijos
varones. Antes del ágape, el escritor fue llevado a la capilla de
nuestra colegiata, donde cortó la cinta para inaugurar el altar nuevo a
su Cuerpo Glorioso, y ha alabado los frescos remozados en sus paredes
con gran conocimiento de las pinturas de nuestros primitivos.
Escribes
de puta madre, le han saludado algunos jovenzanos vestidos de punk, que
suelen reunirse debajo de los soportales de la colegiata para tocarse la
pirindola todas las tardes, ejerciendo una leve mendicidad y bebiendo
unas latas, y le han pedido tres autógrafos y trescientas pesetas.
Luego, antes de
irse, por la mañana, ha estado con nuestros mayores en una partida de
bolos, que ha jugado con el favor de las jóvenes, aplausos del público
en general y autoridades, elegancia y puntería.
El escritor
espera ya su tren. En la cantina de la estación comienzo la entrevista,
teniendo a mi lado, para las cuestiones técnicas, las notas que he
recogido de su conferencia «La construcción de una novela».
Pregunta.- ¿Qué impresión se lleva en su equipaje?
Respuesta.-
He tenido grandes muestras de afecto y me marcho habiéndome encariñado
en un tiempo récord con todos vosotros; espero que haya una segunda vez.
P.- ¿Ha padecido algún problema con la sequía pertinaz que azota este pueblo?
R.- ¿Quiere usted decir si he podido ducharme esta mañana? ¡No!
P.- Sí.
R.- No ponga eso, por favor.
P.- ¿Cuáles son los remedios que usted propone a nuestros símbolos patrios?
R.- No entiendo su pregunta. Déjeme que endulce el café.
P.-
Las iniciativas que algunos ensayos están ya extendiendo, de hacer
responsables de la suciedad de los ríos a los subsecretarios de las
Diputaciones provinciales; que los secretarios y los…
R.- Ya imagino.
P.- … los notarios en cada Ayuntamiento den fe, en sus autos públicos, brindando con un vaso de agua de la localidad.
R.-
Un vaso de agua cristalina, amigo mío, levantado hacia el público por
un brazo honrado es el mejor brindis entre los hombres de corazón.
P.-
Perdone, usted, don Augusto, que por la familiaridad que ha tenido con
nosotros, yo me permitiera trasladarle estas cuestiones técnicas locales
que seguro, sin embargo, interesan a la opinión de sus lectores, y
de muchos de nuestros vecinos, hacia lo que usted ha dedicado su
cordial trato…
R.- No hay que de qué. ¿A qué hora dijo que salía mi
tren?
P.- En consonancia con su conferencia, ¿qué opinión le
merece la actitud de nuestro bibliotecario, del que ya usted tendrá
noticia, Pedro Martínez Tébano? (Le juro que ese individuo no es familia
mía).
R.- Me han llegado también noticias de divisiones de
opinión sobre ese asunto. Como escritor, que mis libros mueran por
olvido del tiempo es lo único que no me preocupa. Cuando uno entra en
este oficio ha de tener las ideas muy claras: o uno escribe para hacer
literatura rascándose los huesos hasta después que ha expresado toda la
carne de su talento, y entonces lo secundario es el éxito, la fama, el
cine, la televisión, la prensa y el aplauso efímero de esta generación; o
uno se dedica a algo parecido a la literatura, muy respetable, esto es
lo que yo hago, Tébano.
P.- Confiesa usted que no es un literato,
el gran autor de La lluvia, que nos ha dejado los mejores consejos para
construir y leer una…
(El escritor me hizo oír muchas de sus ideas, reflexiones que los
lectores, si son curiosos, conocerán en el libro que la Diputación va a
publicar en homenaje al gran hombre y al gran escritor).
Augusto
López Mena anda ya camino de Madrid, y creemos que viaja con una buena
impresión de nuestro talento para la hospitalidad.
© Fulgencio Martínez
Fulgencio
Martínez (Murcia, 1960), es profesor de Filosofía, escritor y poeta.
Colabora en el periódico La Opinión de Murcia. Editor y director de la
revista literaria Ágora-Papeles de Arte Gramático. Ha publicado los
libros de poesía Cosas que quedaron en la sombra (Nausícaä), León busca
gacela (Renacimiento), El cuerpo del día (Renacimiento), Prueba de sabor
(Renacimiento), El año de la lentitud (Huerga y Fierro). Ha publicado
en revistas relatos, aunque sus libros narrativos siguen inéditos: Su
primer libro inédito El taxidermista y otros relatos de 1999 ha crecido
en una segunda parte: El taxidermista y otros del estilo; las
editoriales los tienen sometidos a cuarentena por temor a contagio de
locos.
* Del libro inédito El taxidermista y otros relatos de 1999. Es esta una secuela del relato ―El taxidermista‖, publicado en el número 11 de Narrativas.
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