Fuente: laopiniondemurcia.es. Indicios de contaminación química en Alcantarilla. Protesta ciudadana. |
LOST IN ALCANTARILLA
Un clásico compuso aquella oda a la vida retirada y otro escribió un libro alabando la vida de aldea y menospreciando la corte. Este
servidor, imitándoles, decidió hace años, sin mucho entusiasmo, la verdad, vivir
también, como esos clásicos, retirado en su pueblo. En una especie de exilio
remoto, como me gusta llamar a ese estado oculto del que en pocas ocasiones
salgo para ir a la ciudad y a la corte.
Mi pueblo se llama Alcantarilla, y aunque a cinco kilómetros
de Murcia, hay entre esta ciudad y mi nido la enorme distancia que separa el
último puesto de Estados Unidos y Ciudad Juárez, en México.
Por desgracia, en las últimas semanas, está en las noticias
el nombre de Alcantarilla por el asunto de la posible contaminación química. Lost in Alcantarilla, perdido en Alcantarilla, un servidor ha preguntado y
no ha logrado enterarse si ese asunto va más allá de unos “malos olores”, como
dice su concejal de Medio Ambiente, Juan
José Gómez Hellín, mi antiguo alumno y buena persona, que hizo estudios de
Derecho y sabe de Químicas y Ciencias lo mismo que yo. El diablo aprendió por
viejo a desconfiar, y así este que os habla. Por otra parte, el buen profesor
de Música, y representante del PSOE en el Ayuntamiento, mi amigo José Antonio Sabater manifiesta que
es grave el problema de la contaminación que viene padeciendo el pueblo, a
consecuencia de la mala seguridad o mala práctica medioambiental de las
empresas de derivados químicos instaladas en la comunidad de Alcantarilla.
Yo, en mi fineza, ya me molestarían si fueran solo malos
olores, pues eso suele traer malos humores en las personas y en las familias.
Pero, me temo, por diablo, que se trata de una infracción en toda regla (¡valga
el oxímoron!) de medidas mínimas de seguridad, por parte de Empresas,
Ayuntamiento (Lázaro calla: Lázaro
Mellado, alcalde, del Partido de PP).
Lo más terrible es que la salud de las personas importe nada
a quienes debería importarle; además, no solo hay el peligro de contaminación
directa, por respirar el aire, que puede ser causa de cánceres, alergias y de
otras molestias no menos graves; también lo hay de contaminación indirecta por
el consumo de hortalizas y frutas de la buena huerta del pueblo. En fin, que
nos estamos cargando también a la horticultura y a la conserva de Alcantarilla,
y su buen nombre por culpa, o no, de las noticias sobre esa contaminación
química de bencina, furano, o como se llamen, que para mi ignorancia y las de
mi antiguo alumno y concejal de Medio Ambiente deben ser esos nombres químicos
algo así como Mengano y Fulano, que no se lavan : todo se arreglaría, ¿no?, con
una buena ducha.
Fulgencio Martínez
Profesor de Filosofía y escritor
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