VELAD. EL VALOR DE LA POESIA, SEGÚN ANTONIO MACHADO
LA POESÍA ES, PARA MACHADO, FUENTE DE VALORES Y DE
CONCIENCIA. Poesía como fuente de conciencia, desde la cual es posible mantener
el sentido del ser humano. Poesía como fuente de valores intersubjetivos. Y
poesía como crítica de las ideologías deshumanizadoras.
Este artículo reproduce un capítulo del ensayo LOS VALORES ÉTICOS
EN LA POESÍA DE ANTONIO MACHADO (ETOPEYA EN EL TIEMPO) de FULGENCIO
MARTÍNEZ TRABAJO FIN DE MÁSTER presentado en la UNED (febrero 2016) y dirigido
por el catedrático Vicente Granados Palomares.
Cap. 7. Recapitulando I. (El valor de la poesía y el de la misma, unitaria y “valiosa” mano que la escribió)
Los poemas de
Machado se nos van presentando como un juicio final, o en el sentido de
la figura literaria, un retrato que puede variar en otras figuras análogas.
También, se refuerza la intuición de que puede concebirse la unidad de cada
libro de Machado, y cada de etapa de su poesía, desde la mirada a los poemas
como un “juicio final” abierto, en el sentido bergsoniano de una “moral
abierta” (sobre la que, luego, volveremos) que trata de responder de raíz a las
preguntas de la ética universal y de seguir lo que Aranguren denomina el
principio antropológico y psicológico de la “moral como estructura” en la que
se fundamentan los valores.
Es posible, además, que
toda la obra de Machado –como intuía Ángel González– sea un diálogo con
la misma fuente unitaria. De modo que, aunque no debamos incurrir en la falacia
cronológica a la hora de la interpretación de un texto concreto del poeta,
debamos, ante todo, considerar la unidad originaria.
De
acuerdo, también, con el dinamismo de toda conciencia humana y de una obra en progreso como es la obra poética de Machado, el modelo de
interpretación ético que
ensayamos debería tener
un cierto sentido dinámico, es decir, presentar un acceso a la obra una y en desarrollo y proponer las posibles líneas de
variación.
La
figura hermenéutica del juicio, y la literaria del retrato junto con la
presencia de la fuente estructural de los valores
éticos en el poema y en la misma poesía como género de texto para la comunicación y transmisión, nos parecen unos
instrumentos válidos para una modesta aportación
al estudio de Machado.
En
este punto, es preciso abordar el significado mismo de la poesía como valor y
fuente de conciencia para Machado. Lo vemos con una afinidad con las ideas de
Gadamer, principal discípulo de Martin Heidegger.
En Verdad
y Método (1), Gadamer se refiere a la poesía como el texto
eminente; de algún modo es la poesía, para el maestro de la hermenéutica, la
explicación del hombre ante el juicio final.
La
poesía es el idioma de la conciencia vigilante, para Machado. En los tres sentidos
en que se vierte la Conciencia humana: consciencia de sí, comunicación
(cordial), y testigo de lo valioso y constitutivo del hombre.
El
poema no es solo un lenguaje sintomático del juicio; a diferencia de los
sueños, en su interpretación sintomática freudiana,
y a pesar de la importancia del sueño en la poesía de Machado, contra la que el propio Machado reacciona
finalmente. “De toda la memoria, sólo vale / el don preclaro de
evocar los sueños”, dice el poeta en la rima LXXXIX.
Evocación,
no interpretación de los sueños es lo que propone el poeta. La evocación de los sueños no puede detener la búsqueda de la verdad de la
conciencia mediante una fórmula interpretativa
mágica y cerrada que pretenda abrir toda la riqueza de contenidos de la conciencia. Machado encontrará una fórmula, repetida en sus
proverbios: “Velad”, mantener abierta la conciencia a las
conciencias exógenas, fuera de mi mundo-mónada; más importante que el dormir y
el soñar, el despertar. Incluso, si tuviera Jesús que resumir su enseñanza ética en un mandamiento concreto, apuesta
Machado por que su palabra sería: “Velad”
(poema CXXXVI, Proverbios y cantares, XXXIV, en Campos de Castilla).
Yo amo a Jesús, que nos dijo:
cielo y tierra pasarán.
Cuando cielo y tierra pasen
mi palabra quedará.
¿Cuál fue, Jesús, tu palabra?
¿Amor? ¿Perdón? ¿Caridad?
Todas tus palabras fueron
una palabra: Velad.
El
poema es algo más: es el mismo juicio, como cualquier cosa en contacto con el
camino es sagrado y más que índice de orientación contiene, como símbolo, la
propia meta.
Es
desde el rememorar la eminencia de la poesía como texto sagrado –testimonio
siempre abierto de la conciencia humana en
juicio de sí– desde donde contactamos con la materia oscura de los poemas de Machado. Poesía como fuente de
conciencia, desde la cual es posible mantener
el sentido del ser humano. Poesía como fuente de valores intersubjetivos. Y poesía como crítica de las ideologías deshumanizadoras, del
hombre que sabe su doctrina y se cierra a la aspiración
a la verdad que mantiene abierta la conciencia y la buena utopía de la comunidad humana. Las tres fuentes de la
poesía son solidarias.
Fulgencio Martínez
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(1)
Hans-Georg Gadamer, Verdad y Método, I. Ed.
Sígueme. 2007, Salamanca.
ÁGORA DIGITAL NOVIEMBRE 2019
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