http://www.lacronicadelpajarito.es/blog/fulgenciom/2016/06/por-que-estan-prohibidas-alzas-zapatos-utopia
¿PORQUÉ ESTÁN
PROHIBIDAS LAS ALZAS DE LOS ZAPATOS EN LA UTOPÍA?
Una formación humana se construye con determinados valores que la sociedad
estima o, por el contrario, desprecia. El parque humano, lo saben bien los
utopistas, se deja, como el árbol del jardinero, podar, pulir, injertar,
construir de un modo u otro. Somos el producto de esa jardinería.
Sin embargo, algo ocurre cuando de pronto se quiere "parecer" de
otra forma que la forma que nos han impreso socialmente. Puede ocurrir que esa
superchería embauque también a otros, que se la creen, y por tanto se extienda
un brote de epidemia, un ansia de parecer otro y la infelicidad entre los
árboles humanos. Querer parecer más alto de lo que uno es por naturaleza, o con
más atractivos de los que natura da a cada sexo, o bien es locura e ignorancia
leve, o intenta introducir un desorden en las cosas.
En el primer caso se amonesta: el castigo es leve, consiste en la privación
y retiro de ciertas prácticas comunes. Ocurre, no obstante, o puede ocurrir que
si alguien quisiera aparentar ser más alto o más atractivo actuara así en
respuesta a una expectativa social. Como ocurre con las chicas que quieren ser
muy delgadas para adaptarse al supuesto prototipo, en nuestra sociedad.
La "falta" entonces delataría un desajuste social, y precisaría
de otra terapia: la confesión. Esa institución tiene un sentido purificador: no
es un castigo individual, ni implica, curiosamente, reeducación. Es una purga
colectiva y como un vómito cuando se está en alta mar (un echar con la náusea,
que es el mal de la nao, el producto de la náusea y su causa: es un recurso
mitológico). Una constatación, pues, de que se ha perdido el norte racional, la
lectura correcta de los signos.
UTOPÍA E IDEOLOGÍA
La escritura utópica se diferencia de la ideología, dice Mannheim, en que
la utopía "quiere" realizarse: tiene vocación de realizarse en el
mundo. A la ideología le basta con crear una superestructura para dominar.
Aparte de otros distingos que podríamos hacer nosotros entre ideología y utopía
-la primera es particularista (o sea, propia de una "clase" social) y
la segunda, universalista, tiene vocación cosmopolita, desde Platón y los estoicos,
y por otra parte no excluye ningún interés humano: o sea, abarca tanto
extensiva como intensivamente a la Humanidad.
Y, sobre todo, la diferencia práctica entre ideología y utopía consiste en
que la primera necesita usar siempre el mal, la magia diabólica como excusa o
pretexto para justificarse. No hay ideología que no "invente" su eje
del mal: no la habido ni la habrá.
La ideología, si necesitara, pero no lo necesita, realizarse (aspirando a
ello con total exhaustividad y verdad) tendría que destruir a su enemigo en
todas partes. Al final, solo quedaría la clase detentadora de dicha ideología.
Lo cual se contradice con su afán de dominio sobre los otros. La ideología es,
esencia, contradictoria, y "teórica" (utópica en el sentido trivial
del término). Ni siquiera la ideología nazi hubiera deseado exterminar a todos
sus "enemigos": en el supuesto de que solo queden los superiores, la
raza superior, no tendría sentido esta misma superioridad.
Por el contrario, la utopía denuncia el eje del mal, la magia demoníaca
(es, al extremo, "ingenua", vista desde un realismo político
maquiavélico. Sueña con una sociedad sin clases, no hay un enemigo maligno, ni
una parte de la sociedad opuesta frente al proyecto utópico). El componente
ideológico y utópico a veces están intercalados; nunca, sin embargo,
confundidos. Lo vemos en la historia del comunismo moderno.
Fulgencio Martínez
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