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martes, 18 de febrero de 2025

AIRES DE GRANDEZA (Sobre la novela "El orden", de Alexandru Ecovoiu, traducida al español por Joaquín Garrigós). Artículo de Alicia Rodríguez Sánchez. Bibliotheca Grammatica/ Literatura rumana. Ágora N. 31. Nueva Col. Invierno 2025 Parte II

 


 

AIRES DE GRANDEZA

por Alicia Rodríguez Sánchez

 

 

EL ORDEN

La novela que nos ocupa, El orden, del autor rumano Alexandru Ecovoiu aparece publicada en Ediciones del Subsuelo de Barcelona el año 2014.  La traducción se la debemos al filólogo oriolano Joaquín Garrigós Bueno, recientemente fallecido.

        El protagonista, Filip, se concibe a sí mismo como el libertador de su pueblo, como si del mismo Simón Bolívar se tratase, militar y político venezolano que libera a su pueblo de la tiranía del opresor.  Las pasiones de este futuro “tirano” son los libros, el ballet y la música.  Todo ello unido, lo convierten en un fanático del orden. Filip era consciente de que él tenía que salvar a Virto, en primer término, desde el punto de vista moral.  Por la fuerza, otra cosa imposible.

         Para conseguir el orden establecido debía aparecer un líder que condujese al pueblo, A este país le hace falta un líder.  Necesita mano de hierro. Un déspota.  Yo podría serlo (pág. 14). Lo de la mano de hierro no le pareció ninguna aberración. Muchos lo habían logrado y eran casi analfabetos. (pág. 15). La simbiosis patria-dictador queda unida en la sentencia Un dictador, hasta que se instala en el poder, exige sacrificios a otros.  Igual que él, el tirano, si era un patriota y no un aventurero, podía morir por la patria.  Tan sólo sentía necesidad de orden (pág.16).

        La figura del tirano vertebra todo el hilo conductor de la novela.  Inventa una serie de proclamas que incluyen, entre otras acciones, eliminar la indigencia, le dio unas monedas a un pordiosero.  Sabía que un día acabaría con la mendicidad (pág. 17). Con ella emplea metáforas del poder, un dictador lleva sobre sí la camisa de la muerte (pág.18).

        Otro de sus reclamos propagandísticos es la promesa de limpieza de las calles ¡Obligar al que saca a los perros de paseo a que lave con detergente el lugar que manchen! Que el ciudadano tiemble si tira al suelo, aunque sea sin darse cuenta, un billete de tranvía. ¡Y no digamos un paquete de cigarrillos vacío! (pág. 18).

        Como todo déspota que se precie, Filip cuenta con una afición principal, que es el ballet, Filip iba al ballet principalmente porque le fascinaban el movimiento y la gracia. El orden, en realidad.  El ballet entrañaba precisión (pág. 19).

        Uno de los posibles orígenes del orden que anhela instaurar nuestro protagonista es el del amor, el orden tenía que proceder del amor.  Un cuerpo de ballet tenía más orden que un ejército (pág. 20). Para él, la belleza se encontraba en aspectos como el ballet, las películas, los museos o los libros. Los pasos, el ritmo, la armonía de los sonidos… solamente orden (pág. 206).

    Como todo dictador, Filip cuenta con su musa bailarina, Ester, a la que compara con Eva Perón, política y actriz argentina, primera dama de la Nación Argentina, Desde hacía un tiempo, Filip tenía sus pensamientos puestos más en la bailarina.  Una posible Evita Perón.  Evita había sido sólo bailarina, mientras que Ester encarnaba el mismísimo ballet (pág.181).

    Las referencias bíblicas son el eje conductor de toda la obra.  La primera que encontramos es la del Génesis, que es precisamente la parte del Antiguo Testamento en la que se presenta una explicación del origen del mundo.  Según nuestro protagonista, al principio no fue la Palabra, sino el Orden.  La palabra lo estropeó (pág. 7). La Palabra había roto el equilibrio divino (página 8). Por descontado, que el primer lugar lo ocupaba el ORDEN.  Reforzó las mayúsculas (pág. 12).

       A lo largo de la novela vemos cómo él mismo se proclama como el elegido, como si del mismo Moisés bíblico se tratase; el hombre escogido por Dios para guiar al pueblo de Israel en la liberación de la esclavitud de Egipto. Él sería el vértice.  Al igual que un caballo, a un pueblo tenía que conducirlo un solo hombre.  Filip pensaba que él sería ese hombre, Dios mediante (pág 23).

       Otra de las reminiscencias de la Biblia es en la figura de Caín, a veces, para poder salvar a un pueblo, era menester matar a un inocente (página 106). La muerte de un hombre, a su debido tiempo, a veces puede salvar a un país.  Jamás seré capaz de tomar decisiones importantes.  ¡Vitales! (pág. 127). La Ley del Talión tiene sus raíces en el antiguo código de Hammurabi, un conjunto de leyes babilónicas del siglo XVIII a. C., la ley del Talión fue determinante, de eso a Filip no le cabía la menor duda.  La justicia perfecta. Ojo por ojo y diente por diente.  Ni más ni menos.  Sólo así puede instaurarse de verdad el orden (pág. 150).

        Uno de los momentos literarios que nos evoca es el del periodo del Romanticismo del siglo XIX relacionado con la vida de excesos, el hombre ha nacido para el placer, lo siente, no hace falta otra prueba de esto (pág. 8).

        Para poder llevar a cabo su plan de instaurar el orden debía prepararse físicamente, como si de un atleta griego se tratase, ya que en esta civilización antigua el entrenamiento deportivo ocupaba un lugar central en la sociedad y la cultura. Los griegos consideraban el ejercicio físico como una parte integral de la educación y creían en la importancia de un cuerpo sano y fuerte. Filip aunque no lo logró de forma inmediata (necesitó meses para habituarse), se esforzaba por levantarse a las seis de la mañana y, en chándal, se ponía a correr por las calles y parques durante casi una hora […] A la carrera seguía la ducha, caliente-fría-caliente-fría (pág. 9).

        Dentro de la propia obra el autor realiza referencias con otras novelas como La montaña mágica, de Thomas Mann y El juego de los abalorios, Herman Hesse.

 

TEATRUM MUNDI

El orden es un pilar fundamental en la sociedad.  Lo que Filip sabía con seguridad era que el orden podía ofrecerle, como compensación, lo que durante mucho tiempo el desorden había malbaratado (pág. 11).     

            Su máxima en la vida es el de aspirar el orden supremo, imponer el mismo en todos los estratos sociales, ¡Traería orden! ¡A toda costa! Considera que si no existe una tecnocracia sería imposible su imposición, ¡La dictadura, si es que otra cosa no era posible! (pág. 22).  Para poder aplicar el orden se debe restringir la libertad, la libertad resultó ser el mal mayor.  Había que restringirla.  Controlarla. Por una autoridad blanca con todos los que la respetaran.  Implacable con el desorden (pág. 42).

            Aparecen historias de personajes históricos del otro lado del Atlántico, concretamente el presidente Kennedy, Había olvidado que en Norteamérica un presidente podía morir paseándose en su coche, que hace referencia al aciago día del viernes 22 de noviembre de 1963 donde fue mortalmente herido por disparos mientras circulaba en el coche presidencial en la plaza Dealey.

        Asimismo, trata historias como las del corredor de la muerte con la figura de los drogadictos, Tras una primera condena, serían obligados a llevar unas ropas de color naranja.  Con placas reflectoras por la noche y sujetas en el pecho y en la espalda.  A la siguiente infracción, serían ejecutados públicamente en el estadio (pág. 33). Nos referimos a aquella sección de una prisión donde se encuentran los individuos que esperan la ejecución de la pena capital, que no es más que la parca.

            No sólo encuentra el orden en el ballet sino también en lugares como las iglesias, Prefería la catedral por el órgano, porque implicaba más orden (pág. 26). Encontraba el orden en sus libros favoritos.  Su bailarina favorita le lleva a experimentar el amor, pero basado en el orden, la primera bailarina […] semejante mujer […] le traería de manera sutil el orden que sólo él necesitaba.  O las dos cosas (pág. 83).

              En su cuaderno azul apunta todos sus deseos y anhelos, como futuro líder de su pueblo. Uno de los principales pasos para llegar a ser líder era convertirse en un rostro conocido.  Que entrase en la memoria secundaria de una colectividad que en su fuero interno se llamaba élite (pág. 27).

            Uno de los tópicos literarios presente en la obra es el del teatrum mundi, tópico literario que interpreta la realidad como una obra de teatro que ya ha sido escrita, en la que cada persona representa uno o varios papeles sobre un escenario. Secuencias, más bien; actos de la obra teatral que se va a representar hasta el final, espero.  Obra de autor.  Guión, dirección y papel protagonista.  (pág. 34).

            Los medios de comunicación, en concreto, la radio presenta el poder como propaganda política.  La gente ha de oír sólo lo que tiene que hacer.  Lo que se le impone.  Lo que, en realidad, se le inocule (pág. 39). Ahora comprendía Filip por qué el viejo régimen había utilizado un solo canal.  Para que nadie se librara del adoctrinamiento (pág. 225).

            Una nación, para que se conciba como tal, debe tener básicamente una lengua común, un país derrotado no podía imponer su idioma a un continente.  Como si de los grandes conquistadores españoles estuviésemos hablando, quienes implantaban su idioma y creencias en los pueblos vencidos.

            El objetivo del futuro “tirano” era el de traer algún aspecto diferente al término tiranía, el régimen que había de venir debía tener un nombre que entusiasmase […] que lo invocaran siempre como supremo argumento en cualquier situación (pág. 48);  pero todavía nadie entiende que quiero crear algo muy especial.  Con muchas prácticas del pasado, cierto, más yo añadiré algunas nuevas” (pág. 50).

            El orden no se puede concebir sin el poder.  No existe el orden sin el poder.  El poder sin crimen es un imposible (pág. 42). Un poder ha de tener reconocimiento y ningún reconocimiento es pleno si no produce miedo. (pág. 50). El sol negro de Hitler. 

             La política y los medios de comunicación van al unísono, tengo que valerme de medios que sean fáciles de manejar.  No muy instruidos. (pág. 51). La música acompañará también a la futura dictadura, ofreceré canciones a los virtonios.  Líneas melódicas insidiosas.  Que se cuelen de forma imperceptible en el alma […]. Canciones sobre el deber para con la patria.  En todas las dictaduras, la música se concibe como una expresión artística que debía contribuir a moldear una determinada sensibilidad política de signo autoritario, así como a impulsar una concepción patriótica basada en la exclusión del discrepante y en la eliminación del adversario.

            Otro de los objetivos que persigue el protagonista es el de no convertirse en un verdadero tirano, no sería un estafador.  En realidad, tampoco un tirano.  Sería un espíritu y el pueblo sería el cuerpo.  Él, la mente y el pulso.  Cuidaría del bienestar de los ciudadanos.  […] Quien no quiera trabajar en libertad, por dinero, lo hará preso y sólo por la comida y el techo.  Habrá bastante sitio en las cárceles.  (pág. 53).

            La mención al dictador alemán, Adolf Hitler, es una constante en toda la novela del autor.  Tan sólo las urnas decidían. También Hitler había llegado al poder a través de unas elecciones (página 56). Solía decirse que, en cuanto llegase al poder, tendría que fundar un partido.  Que se llamaría El Orden (pág. 77). Con el ascenso al poder de este autócrata, se declaró al Partido Nazi como partido único, idea que ronda por la mente Filip para cuando se convierta en el elegido.

            Como todo dictador que se precie, quiere conducir a su pueblo, Consideraré mi patria un hogar virtual.  Incluso lo llamaré Virto (pág. 33). Virto era un territorio de la Europa del Este.  Un país no, un mundo.  (pág. 35)

            En la obra observamos también otros tecnócratas como el dictador Francisco Franco Bahamonde, en ese posible cuento Filip se convertiría en el tirano ilustrado.  Un Franco oriental, sin charreteras, sin guerra civil, sin presos políticos y amado por un Dalí autóctono. (pág.151).

             Otra de las proclamas de su cuaderno azul es el de proteger a la familia, La familia la protegeré, con un cuidado tal vez exagerado, de los males de un mundo que le es hostil (pág. 57).

            El orden imperaba siempre.  Desde el nacimiento del universo.  En todas partes.  Pero no podía distinguirse a causa del caos (página 70-7). La razón formaba parte del orden y el auténtico orden no toleraba nada (pág.72).

            Los escritores se encuentran en su punto de mira, El sistema, ojo avizor, no podía dejar sin vigilar semejante lugar adonde iban, en especial, escritores.  Pérfidos y peligrosos para cualquier régimen (pág.73).

            Su historia de amor personal la compara con una leyenda de la literatura universal, de amores prohibidos, Filip quería un amor superior al de Romeo y Julieta.  Estos fueron dos niños que vivían su primer amor, no podían saber que existían otros amores incomparables; en realidad, a ellos los mató Shakespeare, como hacían casi todos los autores en sus obras, porque el público, lector o espectador, quería drama, muerte.  Filip y Ester serían únicos. (pág. 103).

            El orden presenta su contrapartida ya que si aparece demasiado puede llevar al desastre como sucedió ya en la historia, El exceso de orden llevó a Alemania al desastre.  Y el defecto de orden la empujaba a otro (pág. 113).

            Para que un país pueda ser próspero debe ser comandado por un líder fuerte, Otros países han llegado donde han llegado, porque en el momento oportuno tuvieron líderes providenciales.  ¿Qué habría sido de Francia sin Napoleón? ¿De Alemania sin Bismarck? (pág.142).

            Una frase lapidaria, El orden siempre el orden (pág.163) se convierte en su leitmotiv, un eje conductor de toda la obra y su fijación permanente.

            La proclama sobre la muerte conduce finalmente al deceso del propio protagonista, como si se estuviese redimiendo por los pecados cometidos en su cuaderno azul. A Filip lo habían detenido por alterar el orden público (pág. 263). Se convierte en una especie de mártir de unas proclamas que él mismo había creado.  Queda atrapado y asfixiado en un mundo donde el orden es una contrapartida en sí mismo.

            El vocabulario empleado por Ecovoiu nos transporta hasta la mente de un futuro líder del pueblo, un mundo propio donde conviven tanto el lenguaje más puro, elevado, como el lenguaje más soez y transgresor posible.  Obra recomendable para conocer de primera mano la idiosincrasia del pueblo en la figura de un personaje que se concibe a sí mismo como el elegido, quien conducirá a su pueblo a la liberación de opresores en una sociedad utópica. 

 

 

ALICIA RODRÍGUEZ SÁNCHEZ es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Alicante.  Profesora de Lengua castellana y literatura en el Centro Integrado de Formación Profesional Canastell de la localidad alicantina de San Vicente del Raspeig. Ha publicado en Ágora artículos sobre Max Blecher y sobre literatura rumana del siglo XX y actual.

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