MAX BLECHER O LA ZOZOBRA *
Por Coriolano González Montañez
Descubrí la literatura rumana hace más de diez años, con motivo de una invitación cursada por el Instituto Cervantes en Bucarest. Durante una semana participé en distintas lecturas, charlas y mesas redondas con escritores rumanos y con dos compañeros de viaje, Jesús Hilario Tundidor y Rosa Lentini. Mi conocimiento de las letras de ese país se limitaba a Mihai Eminescu y a Lucian Blaga. La invitación del director del instituto, Joaquín Garrigós, provocó que indagara en autores, sobre todo contemporáneos, para preparar con esmero mi visita.
Sin embargo, el verdadero hallazgo surgió a través de las conversaciones y sugerencias de Joaquín Garrigós, cuya impagable e infatigable labor como traductor y difusor de la literatura rumana está más allá de cualquier calificativo.
Fue quien me descubrió, entre otros nombres, a Max Blecher. Quizá pensó, con acierto, que su poesía surrealista entroncaría con mis lecturas insulares del grupo surrealista de Tenerife, que sus versos me serían cercanos no solo a mi sensibilidad sino también a mis poetas de formación como Agustín Espinosa, Emeterio Gutiérrez Albelo o Domingo López Torres. Pero lo que realmente sucedió es que la lectura de este autor provocó en mí un sentimiento que se me ha hecho extensible al resto de la literatura rumana que he leído: la zozobra.
La forma en que Max Blecher novela parte de su vida en Corazones cicatrizados asombra. El optimismo que emana de sus páginas, las ansias de vivir y de amar en unas circunstancias trágicas, la normalidad con la que describe esa vida de crisálida que se sabe condenada a no eclosionar me produjeron ese sentimiento de extrañamiento, de empatía, que no dudé en calificar de zozobra. Hay una melancolía en sus páginas, en su aceptación del destino y de la oportunidad que este le otorga para volcarlo en el arte.
La misma sensación y por razones similares me ocurre con otros escritores rumanos y pongo de ejemplo a dos por los que siento especial debilidad: Mihail Sebastian y Eugen Dorcescu.
Pero es la poesía de Max Blecher la que realmente me sacude. La edición de su Poesía completa por Hermida Editores en edición bilingüe y a cargo de Joaquín Garrigós me reafirma en esa idea. Pese a lo breve de su producción poética, esta es intensa y algunos versos trepidan de una forma angustiosa.
Me resulta particularmente inquietante el poema “Tus manos” porque me conduce directamente al cuadro del pintor surrealista Óscar Domínguez “Retrato de Roma”.
Tus manos en el piano como dos caballos
De cascos de mármol
Tus manos en las vértebras como dos caballos
De cascos rosados
Tus manos en el azul como dos pájaros
De alas de seda
Tus manos en mi cabeza
Como dos piedras en una sola tumba
Óscar Domínguez, "Retrato de Roma"
¿Qué extraños hilos unen obsesiones en autores coetáneos de distintas disciplinas que jamás se conocieron?
En “Poema” la plasticidad de la desazón y del abandono conmueven.
El vestido del mar en la concha del zafiro mueves o deslizas
navío o acróbata...
[...]
y eres una mujer muerta un fantasma con el vestido del mar
en la concha del zafiro...
En “Andadura” parece que el poeta ejerce de oráculo y contempla su final.
Hay un cielo sin color sin olor sin carne
Sobre mis pasos sin importancia
con los ojos cerrados ando en una caja negra
Con los ojos abiertos ando en una caja blanca
En el poema “En la orilla” las imágenes apocalípticas y a la a vez oníricas muestran escenas que parecen sacada de la nebulosa del espíritu.
Esto es lo que verás en el mar
Buques como cabezas de ahogados con el cigarrillo aún en la boca
Soñando y fumando navegan a Estambul
En la orilla hombres como suicidas que se han librado de la muerte
Soñando y fumando pasean al atardecer
“Paseo marino” insiste en esa idea de soledad y abandono siempre junto al agua, que como la muerte todo lo inunda.
Estoy en el fondo del cielo de las olas
En los sótanos de las aguas profundas
A luz asesinada del cristal fúnebre
Peces menudos como juguetes de platino
Recorren mi pelo que ondea
Peces grandes como jaurías de perros
Sorben con avidez las aguas...
Pero también versos entresacados que como punzones apuñalan y duelen. La empatía con el dolor interior de Max Blecher es inmediata cuando en “La inextricable posición” escribe Una gran herida se hundía en mi pecho hasta el corazón o, insistiendo en ese mismo órgano en “Por un momento” mi corazón retrocede hacia la noche del feto y se transforma en sexo. La necesidad de la vuelta al origen buscando quizá un nuevo camino, otra vida que le permitiera otra mirada.
“Momento diurno”, uno de los últimos poemas del libro”, dibuja la mezcla de lo idílico y de lo violento junto al mar.
bajo a la playa y veo a una chica como una barca
fingiendo no saber que es una mujer
le pregunto a la muchacha que está bañándose
-¿Quién te ha clavado un cuchillo en el vientre,
entre los muslos, como un melón?
El corazón, el mar, la mujer, cercanos y lejanos,
objetos de deseo pero causantes de dolor; la melancolía que transpiran sus
versos, pero sobre todo la sonrisa, la sonrisa con que aparece en sus fotos, la
aceptación del destino: la zozobra.
*El texto formará parte del dossier completo, que se publicará próximamente en volumen, en homenaje al libro Poesía completa de Max Blecher
Coriolano González Montañez (Santa Cruz de Tenerife, 1965). Profesor. En 2021 ha publicado Padre (2002-2016) en Ediciones La Palma. Algunos de sus últimos libros son Mapa del exilio (2016), Premio “Pedro García Cabrera”, Mapa de la nieve (2019), Premio “Julio Tovar”, La luz, (2010). Retorno (The dream is over) (2009), Călătoria (El viaje) (Traducción al rumano y prólogo de Eugen Dorcescu, 2010)), Cuadernos y notas de viajes (1988-2009), (2011), y Otra orilla (Cuadernos de Guillermo Fontes) (2008),
Figura en diversas antologías, como Un viejo estanque (Antología de haiku contemporáneo en español), Poesía canaria actual (1962-1992) y La escritura plural (33 poetas entre la dispersión y la continuidad de una cultura). Antología actual de poesía española (Compilación de Fulgencio Martínez y prólogo de Luis Alberto de Cuenca. Ars Poetica, Oviedo, 2019).
Ha traducido del rumano los libros del poeta Eugen Dorcescu El camino hacia Tenerife (drumul spre tenerife) (2010) y Las elegías de Bad Hogfastein (2013). Ha sido traducido al rumano, al gallego, al amasik y al griego.
REVISTA ÁGORA DIGITAL / OCTUBRE 2021
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