COMENTARIO SOBRE EL POEMARIO CARTA PARTIDA, DE FULGENCIO MARTÍNEZ Y ANDRÉS ACEDO
POR JUAN LUIS BEDINS
CARTA PARTIDA. EXPOSICIÓN TEMPORAL 2 (2022) forma parte del proyecto de la poesía escrita por Fulgencio Martínez en los últimos años. Aunque es el segundo volumen o episodio de la colección de libros con su obra poética, ha aparecido en primer lugar. Como apunta el autor en la breve pero significativa introducción, el primer volumen de la serie, así como los siguientes, están ya terminados, pero aparecerán en su momento y no por el orden numérico sucesivo, por expreso deseo propio.
El libro trata, en palabras del poeta, “de la sobrevida en el recuerdo cordial de quienes viven, de quienes pueden aún dar testimonio de nosotros”, pero también de “aquel que aún somos cada uno en el presente, y del que seremos en el futuro”. Con un lenguaje claro y transparente, nuestro poeta pretende, sobre todo, comunicar, compartir. Son cinco, desde mi punto de vista, los bloques temáticos que aborda Fulgencio Martínez en su poesía: por un lado, el tiempo; la descripción de los tiempos personales y de las diferentes épocas vitales, tanto externas como internas; “El tiempo es un regalo divino”, nos dirá el sujeto poético. Por otro lado, la poesía: el propio hecho de escribir poesía, de enfrentarse a una página en blanco, de leer y vivir en y con los libros. Un tercer tema sería el amor, con ecos de Juan Ramón Jiménez o Pedro Salinas; y cómo este (el amor) deja una huella en los poemas. Hay un cuarto bloque formado por poemas de una temática más social, que reflexionan sobre preocupaciones en asuntos de enorme actualidad, como es la desolación producida por las guerras, y los problemas derivados del convulso mundo en que vivimos. Y observo un quinto tema, que sería el de la identidad, el pensar quién soy, quiénes somos, cómo nos relacionamos, cuál es nuestro destino y cómo afrontamos el devenir cotidiano. Y todos ellos envueltos en una cierta espiritualidad, incluso algunos en un sentido religioso; pero no de alguna religión en concreto, sino en una acepción etimológica: religare; volver a unir al ser humano con la creación, con la tierra, con la misma naturaleza, también presente en varios poemas; y, por lo tanto, unir más estrechamente al hombre con la divinidad, con el macrocosmos, con el absoluto, lo cual nos debe de llevar a conducirnos con actos de justicia y de respeto.
Esta relación de la divinidad con la propia palabra y con la poesía, la vemos en el hermoso poema titulado “Horacio, Hafez y el vino”, donde dice en unos versos: Hablo de Dios, de la fuente del poema, / pero quizá solo esté hablando mi sed, / (…) Necesitar decir palabras / para seguir vivo; para no morir del todo. // Por el poeta místico oímos la poesía / que ha transformado en goce la muerte.
Qué manera de sublimar el dolor y el sufrimiento, el mismo hecho creativo, incluso la muerte.
Este aspecto lo desarrolla aún más en otro de los poemas más bellos y potentes del libro, el titulado “Exposición temporal” (Véase páginas 67, 68 y 69 op. cit.).
Si el poeta manifiesta un amor por la poesía, por los libros y por la vida, a pesar de sus dificultades y contratiempos; y también expresa una fe en la palabra como constructora de emociones y de comunicación, la idea que gravita sobre todos los conceptos es la esperanza. El mismo poeta reconoce que la palabra “esperanza es clave en el sentir del discurso del libro”. Luego ya tenemos ante nosotros las tres virtudes teologales (fe, esperanza y amor), pero en un sentido laico y arraigado a la vida.
Estructura de la "Exposición" 2
El libro está dividido en tres secciones: la primera de ellas se titula SABIDURÍA DEL COMIENZO, formada solo por dos poemas: el primero, homónimo, nos habla de la dificultad de todos los comienzos, el mismo camino de la vida, el inicio de cualquier proyecto, y especialmente la manera de arrancar un poema o un libro. Se produce en este ámbito una dicotomía entre desesperación y resignación por conseguir dar con la idea exacta y la palabra justa. Es la “honda expectación del comienzo”, como nos ocurría de pequeños en septiembre con cada inicio del curso escolar. El poema “Extraño próximo” concluye esta breve primera parte.
La segunda sección del poemario es la más extensa, y lleva por título el del libro: CARTA PARTIDA; y consta de varios apartados. En ella se trata una temática diversa, como la que he referido a la identidad, al destino y al estado de ánimo. Y la identidad en relación con la propia escritura: Escribo con una mitad de mí / que desconozco, (…) Escribir es mi manera / de llamarme / en el peligro. Aquí nos encontramos con el poema que da título a la sección y al libro, CARTA PARTIDA, en el que el sujeto lírico no halla esperanza, ni paz ni silencio. Huye hasta el silencio del creador. Está mal la vida, nos dirá el yo poético. Pero a continuación, nos exhorta a no detenernos y recrearnos en los años malos. Hay que caminar y avanzar. Y ve la esperanza en la naturaleza y en el mismo campo en primavera, que aparece “riendo el color de una eterna promesa”. La primavera como símbolo del renacer y de la esperanza.
Otro grupo de poemas trata de la temática social y los enormes y graves problemas que tiene el mundo. Un contenido tan actual como la “Guerra en Ucrania” es el protagonista de uno de los poemas. O en “Ciudad arrasada”, donde nos habla de la ciudad de Mariúpol: Cómo debe doler / el aire en la ciudad arrasada. // Camiones de estiércol / la abonan desde el alba a la noche. Durísimos versos. Ante esta sinrazón aparece el pensamiento nihilista y el guiño a Nieztsche: “Dios ha muerto”. Pero este filósofo alemán de la segunda mitad del siglo XIX dijo antes de morir: “Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado”. Por lo tanto, si este influyente filósofo pronunció esta frase, tal vez quepa consignar que no hay una fuerza sobrenatural que permita tantas desgracias; sino que aquel que ha matado a Dios, es decir, nosotros, nos estamos cargando también el mundo, la humanidad y la propia naturaleza. Algo de responsabilidad debemos de tener como sujetos activos o pasivos (en ocasiones) de nuestra vida. El poema “Zozobra”, otro de los más potentes del libro, nos hace reflexionar de que “no vale sentirse lejos y salvo”. O sea, como a mí no me afecta directamente, me lavo las manos. No. No debemos huir de nuestra responsabilidad y mirar hacia otro lado. Tenemos un compromiso moral con el mundo que nos ha tocado vivir. En tiempos de zozobra, como estos, / y terror a la guerra total; (…) La poesía, la música, / el arte y la educación, ¿qué valen? Importante reflexión la que nos deja el sujeto poemático en estos versos.
Para cerrar esta segunda sección, Fulgencio Martínez reúne un grupo de poemas de carácter metapoético, puesto que nos hablan del propio hecho de la escritura poética. Así, en el titulado “A un poeta”, que nos recuerda aquellas “Cartas a un joven poeta”, de Rilke, el sujeto poético afirma a modo de consejos: No cierres tu palabra a precio de presente. / Valora el intento del arte como herramienta que explora / lo ancho de la vida. // (…) Sé atrevido, y veraz, y honesto. La poesía es una plaza / muy dura de conquistar, requiere tiempo… // (…) Escribe con el corazón y con el gusto, / no olvides, por encima de todo, que eres músico… En otros poemas nos habla de la dificultad de enfrentarse a una nueva página en blanco, de la motivación por la escritura poética, de cómo hay que tener piedad y comprensión con el poeta, y cómo hemos de perdonarle sus errores: Pensad que no hay poesía sin inocencia, nos dirá. En el titulado “Junio”, poema hermoso y lleno de delicadeza, nos habla de las dificultades para desarrollar un poema “que nunca quiere entregarse”. Y concluye esta parte con un poema gozoso, lleno de amor por los libros y por la lectura: En un libro entré y dejé mi alma. // Era tanto el gozo de descubrir / que sigo ante él con los ojos abiertos / y ningún deseo de volver en mí. // (…) Que hay libros que te roban el alma / lo sé ya bien: yo soy mi biblioteca.
La tercera y última sección de este libro, titulada AL SOL QUE DECLINA, contiene una Antología mínima de Andrés Acedo, más que un heterónimo del poeta Fulgencio Martínez, su alter ego; o su ortónimo u ontónimo (que es la denominación que más prefiere). En esta tercera parte del libro, formada por seis poemas, aparece el bellísimo y poderoso titulado “Exposición”, en sus dos versiones, la de Andrés Acedo y la de Fulgencio Martínez, que le da la réplica a la anterior, en un curioso e interesante ejercicio de variaciones poéticas.
Rubrica el poemario con un homenaje a Antonio Machado y su poema “Retrato”.
Solo me resta felicitar a Fulgencio Martínez por este regalo y desearle mucho éxito en este proyecto de su EXPOSICIÓN TEMPORAL. *
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* Este texto fue leído en Valencia por su autor, Juan Luis Bedins, en la presentación del libro Carta partida, de Fulgencio Martínez y Andrés Acedo (editado por Ars poetica, Oviedo 2024). La presentación tuvo lugar el 31 de marzo de 2025 en la librería del barrio de Ruzafa "El imperio" e intervino también el poeta Juan Pablo Zapater.
Juan Luis Bedins (Valencia, 1958) ha publicado recientemente en Olé Libros el poemario Incierto perfume. Profesor, poeta, crítico. Es presidente de la la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios (CLAVE).
Ha ganado varios premios literarios, por ejemplo, el Premio de Poesía “Villa de Mancha Real”
(Jaén) en 1986, por el poemario Aproximación a un diálogo de espejos.
Otros libros de poesía suyos son: Sinopsis del olvido (1991), Liturgia a siete voces (1994), Desde aquel balcón remoto (1997), Escucho otra cadencia en mi memoria (2005), Tánger (2013) y Migración del alma (2018).
Ha colaborado en revistas literarias y ha participado en congresos de escritores.
VITRINA. NOVEDADES DE POESÍA
Más información editorial sobre los libros Carta partida, de Fulgencio Martínez (Ed. Ars poetica):
https://www.arspoetica.es/libro/carta-partida_158987/
e Incierto perfume, de Juan Luis Bedins (Olé Libros):
https://olelibros.com/autores/coleccion-nigredo,poesia/juan-luis-bedins/