
LECCIÓN DE HISTORIA DEL SIGLO XX
Stalin tenía un brazo de madera
que dejaba caer como un bate de béisbol
sobre sus adversarios, aliados y cómplices:
No distinguía entre blancos y negros el dictador.
Mussolini fruncía el morro, los brazos en jarras,
saltaba a la comba como una niña pelona
destrozando sus botas de cuero fascista
sobre los mármoles de Carrara de la Villa-búnker,
un antiguo palacio de estilo neoclásico,
donde vivió en Roma con su esposa y sus cinco hijos.
Con el mismo mármol de Carrara Miguel Ángel
hizo el David. El Duce su refugio ridículo,
pues murió como un perro en la calle.
Franco no fue la reencarnación del Cid,
tal como la prensa del Movimiento le aseguraba.
Fidel Castro y el Ché se odiaron,
el guerrillero no dejó vivo a ningún prisionero,
eso lo sabía Fidel y temía
que lo repitiera, con él, en Cuba.
La Pasionaria aplaudió a los tanques rusos
en Praga y el pacto de Stalin con Hitler.
Semprún no la absuelve en sus memorias.
Yo, más ignorante, le escribí un poema…
emocionado, ahora entiendo que porque
su digna vejez me recordaba a mi abuela.
La Historia la hemos convertido en un relato
y será cuestión de gustos pero prefiero el mío.
DEBERES
A veces miro la calle Esther Festini solitaria.
Me refugio en el aliento amoroso
que me aguarda.
Y con infinita ternura me duermo confiado
que la noche no es eterna.
Carlos Zúñiga Segura
Solo hay un propósito, madre,
un único proyecto: vivir,
como aconsejabas, dedicándole
a cada día su afán:
hay más días que longanizas,
era tu refrán preferido
para enseñarnos paciencia,
a no tirar por el medio
para llegar pronto y hacer mucho
sino a poner el alma en cada
tarea que nos exigía
(para la que nos exigía madre)
tomarnos tiempo
y saber soltarlo.
NO SOY MÁS QUE UNA GOTA, IGUAL QUE TÚ
Acertadamente discurría quien comparaba el vivir del hombre al correr del agua, cuando todos morimos y como ella nos vamos deslizando.
Baltasar Gracián. El Criticón. Segunda parte, crisi 1.
No soy más que una gota, igual que tú,
que quizá leas estas simples anotaciones mías
en verso, sí, pero al estilo de uno que conversa
con otro, y casi nunca se entienden, y parten amigos.
FE POÉTICA
A Valeriu Stancu
Te protege un genio
cuando escribes poesía.
Equivocándote, rectificando,
cambiando, si es necesario,
de pensamiento y de lealtades
nunca te equivocas ni cambias,
mantienes en tu alma un perseguidor del bien.
Ese mismo espíritu vuelve siempre que escribes.
Ahora cuando piensas que no cambia el mundo
(su cambio casi siempre es excusa
para dar vuelo al error y relevo a la adormidera),
afirmas tu fe en la poesía, por encima de todo.
Inéditos de El sufrimiento de la obra.
Fulgencio Martínez / Andrés Acedo
DOLOR
En recuerdo de las víctimas del 11 M, con unos versos de Soledades de Antonio Machado.
Al cumplirse 20 años.*
Cuando llegué a Madrid
noté la muerte palpar mi ropa.
Siguió el mismo día
terrible fijo en el tiempo.
Mi corazón latía
atónito y disperso.
Cuando volví a Madrid
noté la muerte palpar mi ropa.
Mi corazón latía
atónito y disperso.
Temía por mi niña
adolescente
aun cuando la tenía
salva delante de mí.
Cuando volví a Madrí
noté la muerte.
Siguió el mismo día
terrible fijo en el tiempo.
Mi corazón latía
atónito y disperso.
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* 11 de Marzo de 2004: varios atentados islamistas en Madrid causaron más de un centenar de muertes y varios miles de heridos.
Inédito de Luz en noche. Poemas cívicos