¿Entrenamiento mental o entretenimiento para filósofos? La nada y el ser
en español, una incursión en el pensamiento poético de Machado
Por Fulgencio Martínez
I Límite de una "Filosofía española" y el lenguaje filosófico
alemán
Aunque suene un tanto a herejía, creo en lo siguiente: la
dificultad de la traducción de Heidegger al español, deriva, en ocasiones, de
una "falta" en el propio idioma de Heidegger de conceptos filosóficos
que puedan traducirse, sin pérdida, al español. ¿Se trata esta afirmación de
una "gedeonada" (como diría Mairena)?
La nada
en el alemán de Heidegger y en el español de Antonio Machado
1. 1. Por ejemplo, el
"caso" que comentamos: la heterogeneidad de la semántica (y de la
gramática) del término "nada" en Machado y en Heidegger. La idea de
existencia en general se dice, en español, con la forma "hay":
impersonal, existencial, formada por la tercera persona del presente del verbo
"haber", "ha", seguida por el antiguo adverbio
"y" (aquí); originada a partir del latín vulgar "hat" (en
latín clásico: "habet") y el adverbio arcaico "i" (allí
¬-en latín clásico: "ibi").
A
partir del siglo XIII (véase Paul M. Lloyd: Del latín al español, 1993, Madrid,
ed. Gredos) es corriente ya esa forma, en la que el adverbio de lugar (el
equivalente al "da" alemán) está aglutinado en la forma verbal.
Desde un análisis semántico-gramatical: La negación "no" y la
absoluta negación "nada" (referente a cualquier cosa que especifique
lo que habría de ocupar el espacio señalado por el verbo existencial), no
eliminan del todo sino más bien presumen un campo de visión y una doble
perspectiva: la del que ve y el campo abierto. En la forma española resultante,
"hay", campo (o espacio, el "y") se funde con el ver-haber,
es decir, gramaticalmente, con el verbo impersonal "ha", forma que, a
pesar de ser impersonal, como todo verbo conserva una noción
"humana": los verbos indican acciones, y solo puede haber acciones
por analogía con lo humano. Hay ser, hay algo, hay nada, no hay nada: en gradación
de más a menos se dice respecto a la relación de "mí" o mi cuerpo y
un campo; en la última forma, se sobreentiende que el campo se ha estrechado
contra mi pecho.
En cambio, la forma
en alemán "es gibt" ("hay"), o negativa:"es gibt
nitcht", "no hay", o nichts - "no hay nada"),
construida a partir de "geben" ("dar", "donar")
afecta a la semántica de unos vocablos abstractos como "das
Nichtseinde" ("la nada"), formados a partir del verbo
"sein", cuyo participio de presente es "seind"
, "lo que es". (No pretendemos darnos de expertos en filología
germánica. "Hay" traduce bien, al español, la expresión existencial
alemana "es gibt", impersonal también, aunque con sujeto
gramatical neutro "es").
Resulta
interesante, para la filosofía, que el español posee una forma tan radical de
negación impersonal existencial, que recae toda su fuerza negativa en el verbo
y a la vez afecta a verbo con partícula adverbial aglutinada y objeto directo,
además de impersonalizar totalmente la oración, sin sujeto alguno gramatical.
En alemán, se mantiene ese sujeto gramatical, aun siendo impersonal la
estructura, y la negación casi siempre necesita apoyarse en un "kein"
que recae sobre el objeto. (En italiano y otros idiomas la estructura existencial,
sin embargo, es de concordancia entre sujeto y predicado; no de objeto directo
y verbo: ci sono due, c'e uno; non c'e nessuno, non c'e niente).
Mientras "la nada", en castellano, deriva
morfológicamente a partir de la abstracción de la negación de la existencia en
general, que incluye el espacio en general y de cualquier objeto que lo ocupe:
o sea, gramaticalmente a partir de "no hay nada"; "das
Nichtseinde" se origina no a partir de la forma verbal existencial
("es gibt), sino de la negación de los entes, gramaticalmente del verbo
sein (ser) en proceso ya de una recategorización sustantivadora: la nada: lo
que no es ente, lo que no es o no está siendo. La sintaxis de su composición
con la forma existencial verbal "es gibt" expresa la noción de
ocultamiento de lo que es. "No hay nada" diría, en alemán, "se
oculta lo existente", "no se da más eso que es". Cese.
Subyace una noción temporal transitiva, el paso de un estado anterior al
presente. En cambio, la nada en castellano es espacial, sin noción marcada temporal
transitiva; indica ausencia de campo cuando se está mirando el campo.
Estar en español
1. 2. También, Abel
Martín, en sus poemas (como nos dice Mairena) emplea formas arcaicas de verbos
como "seer", "veer", por "ser", "ver".
"Veer" subsiste en formas actuales como "proveer, proveedor,
"veedor". "Seer" es forma intermedia en la evolución que
hizo del latín vulgar el romance aglutinando los verbos "esse" y
"sedere" ("estar sentado"). "Sedere" se había
debilitado en "estar", más tarde, "ser", por lo que pudo
fusionarse con "esse".
"Estar" se usó, primero, con el significado de "estar de
pie" antes de usarse para cualquier modo o posición; en cambio,
"seeer", "seyer" > "ser" significó "estar
sentado". (En otras posiciones, "yazer", indicaba "posición
echada, tumbada", "estar tumbado"; y el antiguo
"ficar", que subsiste en portugués, la indeterminación del modo o
posición en que se está en el espacio: el estar ahí. "Fica" es
"Queda ahí" en el sentido del actual "parar por ahí".
"Eso para por ahí", "la carpeta debe parar en algún sitio".
"Parar" sin sentido de "estar de pie·, sino de "mero
estar). En el castellano actual ese uso indeterminado del antiguo
"ficar" y del estar ahí indefinido en su modo, lo asume el
"hay". (Para un italiano, es casi imposible entender la diferencia
entre "está" y "hay", pues su estructura tiende a
pensar "estar" subrayando la presencia. En cambio, el español subraya
el verbo, despersonaliza la cosa presente al no marcar tanto la presencia de la
cosa como el "hay":una acción que ocupa espacio).
Comprobamos cómo, en castellano, en
la forma "hay", el adverbio de lugar -enclítico o no- desempeña un
importante papel semántico. Tendría el pensamiento en español que conjugar
aquellos cuatro o más sentidos del "ser" (de pie, sentado, echado,
ahí en general), y comprobar si son análogos a los verbos alemanes:
"ist", "stand", "steht"", liegt".
Jugando, se podría decir en español: la nada no es, pero "para" por
ahí.
Estar y pensar en español
1. 3. Estas incursiones en la filología histórica (que nos
han hecho bucear en María Moliner, Diccionario de uso del español, y en
el Diccionario crítico-etimológico castellano e hispánico) quizá no sean
ociosas cuando se trata de pensar, en una lengua como el español, sin
exclusivismos, recogiendo el mayor conocimiento de otras lenguas, pero
desterrando la idea de que la filosofía habla únicamente en alemán.
Es pensando a Machado desde la estructura lingüística del
español cómo podemos seguirlo. Precisamente, tratándose de un pensador y gran
poeta, la lengua da el tono de su estilo de pensar.
Profundizando algo más en esta perspectiva, necesitamos
volver a analizar algunos cabos sueltos para entender la metafísica de Machado.
II Ser, estar y
nada en la metafísica de Antonio Machado
La nada como
"hilo conductor"
2.1. Volviendo a la
"turbulencias" ya señaladas en este trabajo, intuimos que la noción
de tiempo, en su pensamiento, tan escurridiza y ambigua, debe su dificultad de
aprehensión, en parte, a los conceptos marcadamente espacializados de
"ser" y "nada" en español. Por contra, frente a Heidegger,
estas nociones se encuentran ya depuradas, en el fondo de la intuición
metafísica de la lengua española, de nociones que remiten a un darse y un
ocultarse, que, como la lectura heideggeriana de la
"fisis"presocrática, nos llevan a pensar en un fondo animista (no
humano, mítico-teológico).
La nada ni se da ni no se da, ni se oculta ni aparece.
Una nada que apareciera sería algo. Ni existe ni lo contrario. Es la por todas
partes presente y no presente. Si se la imagina, de primeras se presenta en la
forma de una fuente seca, un cero, un cierre de campo del que ya se parte, para
el pensamiento. En principio, ajeno a todo tránsito temporal, se diría que a
toda componenda con las dos lógicas: tanto con la lógica intemporal del
pensamiento de lo idéntico como con la lógica temporal. Para solo estar en
compañía del "espacio", esa noción tan oscura. Que, finalmente, diga
Abel Martín que la nada es la única creación de Dios, la sombra que Dios creó
con su mano ("Fiat umbra... brotó el pensar humano") tiene
sentido para reponer al pensamiento de su parálisis junto a la inmediatez de la
nada (vía ensayada por Oriente, al parecer). El pensamiento crea distancia,
necesita la distancia y va alejando, cada vez más, la nada, a la vez que mezcla
las dos lógicas, las dos vías.
Y si tampoco la nada-ser, en el último Heidegger tampoco
-pensada desde el español- puede ser donación de sentido de ser, y no puede
darse de ningún modo hasta no fundar un espacio (cosa que solo desde, al
parecer, el alemán de Heidegger es posible entender: que la nada-ser, o abismo
de ser, crea espacio al iluminarse-ocultarse), queda sugerido, por un lado, con
lo expuesto, la diferencia de Machado con Heidegger en la cuestión de la nada.
Por un lado, se acerca la nada de Machado a la de Heidegger en cuanto que,
últimamente, Machado tiende a pensarla como creación de "Dios" o del
Ojo universal; posteriormente donada al pensar humano. Por otro lado, se
diferencian, radicalmente, ambas ideas de la nada, en cuanto, en Machado, la
nada es más bien un espejismo, una ilusión arrojada al pensar subjetivo y solo,
aparencialmente, anula el espacio de lo que es. Las conciencias se hinchan,
como con un gas, que es esa nada, que es ilusión, "sombra" creada por
la mano divina. Al final, las conciencias individuales-supuestas mónadas,
explotan cada una como pompas de jabón, piensa el pensador Machado. (Abel
Martín, fundamentalmente).
2. 2. Un poco de esceptismo nunca
viene mal
El pesimismo de Machado, que hemos llamado trágico, se
supera por el juego irónico del mismo Mairena, y por el poeta esperanzado y
confiante, paradógicamente, en su radical escepticismo: el que escribió, en el
primero de los Proverbios de Campos de Castilla:
"yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón.
Me
gusta verlos pintarse
de
sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse."
("Proverbios y cantares", Campos de Castilla, op cit. ed. Cátedra.
Mil Letras. p. 215).