Fulgencio Martínez- Poeta
ENTREVISTA DE ENRIQUE GAMBÍN A FULGENCIO MARTÍNEZ PARA EL BLOG EL BRAZAL DE LAS LETRAS
ENTREVISTA
-Enrique Gambín López: ¿Cómo se define?
Fulgencio Martínez: Un lado sereno, el otro tempestuoso; soy como esas personas normales que sufren la carga del mal gobierno.
- E.G.L.: Un libro…
F.M.:
El
rayo que no cesa,
de Miguel Hernández, porque después de él viene Viento
del pueblo: es
decir, porque ya ha dicho el poeta en aquel libro lo más grande que
se puede decir sobre el amor y la muerte, y, a partir de ahí, la
poesía va a comprometerse con la vida.
-E.G.L.:
Una película…
F.M.:
"Paseo
por el amor y la muerte", de John Huston.
-E.G.L.:
Un actor…
Un
actor: Al Pacino. Una actriz: Esperanza Aguirre (aunque la llaman
solo para funciones políticas, tiene otros recursos más allá del
esperpento en que está encasillada).
-E.G.L.:
Un valor…
F.M.:
La
generosidad, en cualquier ser humano; la generosidad unida a la
inteligencia, en algunas pocas personas.
-
E.G.L.:¿Qué
referentes tiene en el mundo de la literatura y el saber?
F.M.:
Mis
referencias literarias son el maestro Antonio Machado, Miguel de
Unamuno, Schopenhauer, Nietzsche, y, más cercanos a nuestra época,
Gadamer, Derrida, y otros pensadores que siguen los senderos ocultos
en el bosque de Heidegger.
-
E.G.L.:
Usted ha
estudiado filosofía y ejerce como profesor de esa disciplina y
además es poeta… ¿Desde una buena obra literaria se puede
transmitir los mismos valores e ideas que desde un tratado
filosófico?
F.M.:
Tú
lo has dicho, Enrique: "Desde una buena obra literaria".
Piensa en el poeta alemán Hölderlin: "Ante las mismas puertas
del Orco canté a la alegría/ y a las Sombras enseñé la
embriaguez". Hölderlin dice que los poetas "somos"
gente del pueblo, que hablan para todos y para cada uno de los
hombres. Hay más filosofía (y valores) en un verso de Hölderlin o
de Guillermo Carnero que en la mayoría de los tratados filosóficos
académicos, que se limitan a parasitar el lenguaje de la filosofía
viva.
-E.G.L.:
Hay quienes
piensan que la poesía se encuentra en el ámbito de lo puramente
estético, pero también tiene importantes dimensiones antropológicas
e incluso éticas… ¿Cuál es su opinión al respecto?
F.M.:
La
poesía tiene hoy una ventaja: no está en el mercado. Por tanto,
cualquiera que escriba un verso de verdad está, por ello mismo,
cuestionando el sistema. La poesía hoy, insisto, no es,
afortunadamente, ni siquiera "cultura". No le afecta, por
ejemplo, lo de la subida del IVA de la "cultura", ni
ninguna de esas cantinelas, porque no se vende... Quiere esto decir
que la poesía transgrede cualquier ámbito, y más aún: la
separación de ámbitos. que no se sabe ya en nombre de qué cultura
se establecen.
-
E.G.L.:
¿Según
su opinión qué debe primar en una poesía las ideas y valores
inmutables o la experiencia?
F.M.:
Ni
una cosa ni otra: la poesía debería ser un cuerpo, con boca, manos,
cabeza, pies, y todo lo que se le supone a un cuerpo: inteligencia,
ritmo, sexo y nariz: nariz sobre todo, para aspirar el aire de su
tiempo y oler el futuro, lo que no esté en ningún pro-grama. La
poesía es la libertad de la escritura, y lo que, por definición,
disuelve cualquier trazo, gramma,
prefabricado. Nunca podría encontrarse en un best-seller,
por ejemplo (volviendo al inicio de mi respuesta).
-E.G.L.:
¿Se
podría decir que los poetas tienen una función para con la sociedad
algo parecida a la de los filósofos?
F.M.:
Aunque
exista aún el prestigio de los grandes poetas, y de vez en cuando a
uno de ellos, a punto de morir, lo lleven a Alcalá para darle el
Cervantes, o lo maltraten llevándolo a la fría Suecia para
otorgarle el Nobel; esta sociedad tecnocrática, economicista, no
necesita a los poetas. Ni mucho menos los necesitan los profesionales
del ramo político, quienes -como los antiguos sofistas, de los que
te acordarás por tus estudios de Filosofía- manipulan a su antojo
el lenguaje de la tribu. Ellos y los "creativos" de la
publicidad: que viven de lo mismo si no son del mismo oficio. ¿Cómo
va a interesarles que exista el poeta, el que cuida el lenguaje, la
"casa del ser", como dijo Heidegger?
-
E.G.L.:
¿Qué le debería
motivar más a un poeta la realidad de lo vivido o lo que querría
vivir?
F.M.:
La
apertura al otro, a lo otro, es lo que más estimo en un poeta. "Los
vanos mundos interiores" en los que muchos todavía se
alborotan, me dan cierta náusea; más aún, cuando el escritor
escribe con una solemnidad pacata sobre "su experiencia", y
en un estilo reconcentrado y superficialmente oscuro.
-
E.G.L.:
¿Lo
que más influye en los poetas son sus adversidades y a lo que son
contrarios o sus alegrías y éxitos?
F.M.:
Toda
vivencia puede llegar al poema transmutada. La poesía tiene un poco
de alquimia irracional: no se sabe cómo de una adversidad surge un
poema de esperanza. No hay poesía triste o alegre, sino poesía
buena o mala. Buena, donde hay algo de oro -de verdad, de
autenticidad y de tensión por encontrar un sentido a lo que no lo
tiene.
-E.G.L.:
¿Cuáles
son sus motivaciones para escribir?
F.M.:
Mis
motivaciones conscientes poco importan (Decir mi insatisfacción con
este estado de cosas injusto). Me siento a escribir cuando estoy
atrapado por el deseo; respondo a una cierta forma de deseo visceral.
Desear es algo así como reconocerse incompleto y tender a buscar
fuera lo que nos complete. Todo organismo vivo es, básicamente,
deseo por ser no autosuficiente. El deseo de escribir no es más
espiritual que el deseo de obtener comida.
-E.G.L.:
¿Es posible
innovar en el mundo poético o “está todo inventado”?
F.M.:
Quien
se plantea en serio esa pregunta, está muerto ya como poeta.
Hay
que escribir a lo que salga, pero, eso sí, con extrema autocrítica
y extrema modestia.
REVISTA ÁGORA DIGITAL OCTUBRE 2014 /extracto entrevistas de Enrique Gambín
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