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domingo, 22 de mayo de 2016

El grito de los desheredados. Crítica de Antonio Ortega de "El cuerpo del día" de F.Martínez, publicada en el suplemento Ababol, de La Verdad


http://ababol.laverdad.es/libros/3970-el-grito-de-los-desheredados

EL GRITO DE LOS DESHEREDADOS





Tiene la poesía murciana una honda genética elegíaca, propia de la lamentación latina en los tiempos del ocaso imperial. Fulgencio Martínez (Murcia, 1960), que ha desarrollado su tarea poética con una vocación al modo laborioso de Juan Ramón Jiménez, ha conservado un tono severo y moral entre las interrogante de su averno estético. Un tono clásico, culto y ético para cuestionar la existencia del hombre y sus tribulaciones machadianas. El tiempo, el ser y la existencia.
En 'Prueba de sabor' el poeta se planta ante el pequeño mundo del hombre, occidental, español, o de cualquier parte, actual, y detiene su mirada en la miseria intelectual, en la incertidumbre del presente, en la angustia de esta realidad sin futuro. Nace así una poesía cívica, que invoca a los paseantes, que guardan silencio imperturbables ante la humillación constante de los poderosos, esclavos posmodernos del dinero y la avaricia.
Se trata en suma de un tiempo de emergencia social, al que debemos combatir con el grito de los desheredados y con la fuerza de la cultura, con la ayuda de los sabios, Neruda, Goethe, Jünger y todos los clásicos a los que se dedican estos poemas.
La última parte, a modo de epílogo, al que adjetiva como jocoso, se sirve de la ironía y recuerda los fiascos del poder y la imposible comparación del ágora y la dialéctica con la obsesiva lingüística del consumo en el edén del hipermercado. Aristófanes vuelve a contemplar el desaguisado y se ríe con Sócrates ante tamaña estulticia. Horacio sigue presente. No somos nada.
Junto a 'León busca gacela' (2009) y 'El cuerpo del día' (2010), este libro sigue la estela de la poesía comprometida, de Machado a García Montero, pasando por Celaya o los Panero, sin dejar de lado la impronta rigurosa de los poetas latinos. Fulgencio Martínez levanta su voz en este tiempo de silencio para denunciar el marasmo de una sociedad que no muestra capacidad para cambiar el sino de las cosas.

ANTONIO ORTEGA
(Semanario Ababol. La Verdad. 17-11-2012)


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