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sábado, 13 de febrero de 2016

Titiriteros de Eta, Carmena y Cía. Diario político y literario de Fulgencio Martínez

TITIRITEROS DE ETA, CARMENA Y CÍA.

Publicado en La crónica del pajarito. Domingo, 14-2-2016
http://www.lacronicadelpajarito.es/domingo/titiriteros-eta-carmena-y-cia


 La libertad de expresión al servicio de un amo se remonta, al menos, a la Edad Media, en la que el teatro estaba al servicio de la Iglesia y de la ideología feudal. En la época Moderna ha habido, por supuesto, casos en que se ha cuestionado una obra artística que ponía en cuestión los valores sociales dominantes, generalmente, los de la burguesía. En la Rusia soviética solo había un amo y una directiva de expresión artística oficial y excluyente. Las sociedades posmodernas, como la de nuestros días, más complejas que las anteriores, proponen afirmar la libertad y la tolerancia con los valores universales, los Derechos Humanos. 

Es, así, que toda ideología que concurre al discurso de la cultura abierta a la libertad de expresión y la tolerancia, establece un pacto tácito, ético, con dichos valores universales, y la Constitución de un Estado y las normas internacionales, como la Declaración de los Derechos del Hombre, la Declaración de los derechos del niño, etc, protegen y sancionan las actuaciones que violan dichos derechos. En el caso de los titiriteros de Eta, éstos han hecho un uso de la libertad de expresión al servicio de una ideología antisistema y de unos señores particulares que justifican el terrorismo, porque el sistema no les gusta. Su sátira de ese sistema está fundada en la defensa de antivalores democráticos. Ellos sabían bien quién era su amo y para quién escribían. También la concejala de cultura del Ayuntamiento de Madrid, que los contrató. Y, por supuesto, si nos atenemos a sus declaraciones, la señora alcaldesa de Ahora Madrid. Su perdón, después de los hechos, se dirigía más bien al escándalo por el hecho de que la obra se programara para un público en general, incluyendo a niños. Por otra parte, le parece bien que el Ayuntamiento, con fondos de los contribuyentes, pague una obra que representa los antivalores de una “organización política”, como definió Carmena a ETA. Estamos, pues, ante un caso de prevaricación, presuntamente, del dinero público al servicio de la propaganda y de la difusión de unas ideas particulares y, en consideración de la mayoría, al menos, nefastas para los seres humanos, incluidos niños y niñas.

2 comentarios:

  1. Una reflexión muy oportuna, Fulgencio. Con el fin de evitar equívocos y poner las cosas en su sitio.

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    1. Gracias, Jesús. Los que creemos y defendemos la libertad de expresión hemos de denunciar a los manipuladores y falsantes que hacen propaganda de su amo faccioso. No confundir libertad de expresión con propaganda parafascista, además pagada por instituciones del Estado.

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