ÁGORA. ULTIMOS NUMEROS DISPONIBLES EN DIGITAL

domingo, 3 de febrero de 2013

LA OCIOSA CLASE SENATORIAL 

Diario político y literario de Fulgencio Martínez, donde se habla de lo divino y de lo humano / 31

                                                                             


En la antigua Roma vivían como dioses. Eran la clase senatorial, de las mejores familias patricias. A pesar de eso, repartían su tiempo entre el negocio y el ocio. Al negocio le dedicaban la mañana: consistía, sobre todo, en asistir al Senado. Por la tarde, después de la hora sexta (tras descansar la siesta) cultivaban el ocio.

    Hay que decir que en los asuntos políticos y prácticos de la mañana empleaban los senadores toda su energía. Los últimos, los prácticos, domésticos, los despachaban pronto, a hora prima: recibir el saludo de los clientes, informarse del estado de las cosas en sus lejanas y extensas propiedades, que incluían villas y tierras, en provincias como Hispania. Los senadores eran (económicamente hablando) los grandes terratenientes, los dueños materiales de los territorios conquistados por Roma.

    Efectuado ese despacho particular, los padres de la patria se ocupaban de los asuntos de Estado a brazo partido; la cosa pública les exigía toda su concentración durante gran parte de la mañana; discusiones y debates intensos sobre disposiciones y leyes, para el control de la república, les tenían azacanados, levantándose y sentándose en sus duros escaños de piedra.

     Con el tiempo, por evolución natural, o por degeneración (según el cristal con que se mire) surgió la ociosa clase hispánica del senador, tipo Luis Bárcenas. Este buen padre de la patria, e hijo de la cepa hispana, ha sido senador, representando a Cantabria, por el Partido Popular. A la sazón, mientras ejerció Bárcenas su cargo en el Senado, era presidente de la Comunidad cántabra Miguel Ángel Revilla, que ha contado (recientemente en televisión) que lo vio solo una vez, en el aeropuerto de Madrid, y que le dijo a Bárcenas, con finas palabras, sinvergüenza, porque no le conocía ningún pasiego ni el senador había pisado nunca su circunscripción.

     Entre el manejo de otros asuntos ocuparía el senador Bárcenas su jornada de negocio.No debía estar poco ocupado. Como émulo de aquellos terratenientes romanos y senadores, se dedicaría a la dirección de sus posesiones en Argentina, un finquita de nada, La Moraleja, de la que se ha informado que Bárcenas era dueño junto con otro antiguo dirigente de la tesorería del PP; y para la cual le concedió el ICO un préstamo millonario. ¡Qué suerte tienen algunos emprendedores, y qué bien miraba el otrora Instituto de Crédito Oficial por las inversiones en España!

    Al exsenador le debía absorber ese asunto y por supuesto otros que el lector ha conocido, pero no Rajoy - el presidente del Partido del que Bárcenas fue tesorero, y militante, pero solo hasta que fue expulsado del mismo y, por cortesía rara con un expulsado, siguió manteniendo coche oficial, despacho en su sede, cobertura de la minuta de sus abogados y guardaespaldas.

     En conclusión, el senador -¡pobre!- no pudo sacar nada de tiempo para su dedicación al Senado. A pesar de lo cual cobró por su escaño una buena paga durante el tiempo en que no se dedicó a ejercer su trabajo en la cosa pública. ¿Debería devolver Bárcenas su sueldo de senador? Junto a esos millones de euros suizos, de dudosa catadura -o caradura- no vendría mal a la economía española recuperar el sueldo no merecido de un senador absentista.

   Esa desatención a su cargo público es otro fleco de la corrupción en la que se mueven algunos políticos como en su medio natural. Si a un parado que cobra el desempleo y acepta, por caso, un trabajo de fin de semana, la ley le obliga a devolver todo el subsidio, más a pagar una multa por la infracción, aquí no todos somos iguales.

                                    Publicado en La Opinión  de Murcia, 29-1-2013
                                                                                       http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2013/01/29/ociosa-clase-senatorial/451904.html
                                        

 














No hay comentarios:

Publicar un comentario